LA AMISTAD ETERNA DE JAMES STEWART Y HENRY FONDA.

 LA AMISTAD ETERNA DE JAMES STEWART Y HENRY FONDA.

James Stewart se identificaba como republicano, mientras que Henry Fonda se alineaba con el partido demócrata. Jimmy era de naturaleza más reservada en contraste con la extroversión de Henry. Stewart nació en el estado de Indiana, mientras que Fonda tiene sus raíces en Nebraska. James contrajo matrimonio en una ocasión, por su parte, Henry lo hizo cinco veces. No se puede afirmar que uno fuera notablemente más alto que el otro, al estilo de Las cositas del querer, ya que ambos contemplaban el mundo desde una posición elevada, pero la relación entre estos dos íconos del Hollywood clásico no tenía un principio ni un final claros y carecía de razones evidentes. Esto se complicó aún más por el hecho de que ambos desarrollaron sentimientos románticos, en momentos diferentes, hacia la misma mujer.

Jimmy, quien era el más tímido, y Henry, quien no lo era, se conocieron en Nueva York. En ese momento, Jimmy contaba con 24 años y Henry con 27. Aún no habían hecho su debut en el cine y, mientras aguardaban por su primera oportunidad, compartían un apartamento. Inicialmente, en Nueva York, donde se dedicaban al trabajo en Broadway, y posteriormente, se trasladaron a Los Ángeles. Desde allí, Hollywood no solo significaba una ubicación en el mapa, sino que se sentía considerablemente más cercano.

Antes de compartir el mismo alojamiento con James Stewart, Henry Fonda mantenía una relación con Margaret Sullavan. Se unieron en matrimoniode manera oficial en 1931, pero para 1932 ya se habían separado.

James Stewart y Margaret Sullavan actuaron juntos en la película El bazar de las sorpresas, dirigida por Ernst Lubitsch en 1940. La sorpresa para Fonda fue la revelación del hombre con quien su exesposa, Margaret Sullavan, estaba involucrada; este hombre era también un actor de estatura notoria, con quien Henry Fonda ya se había cruzado. Era James Stewart, el tímido. A Fonda no le agradó la noticia, sin embargo, su amistad resistía cualquier adversidad. James Stewart afrontaría peligros personales en la Segunda Guerra Mundial volando como piloto de bombarderos, regresando a su país como un héroe. Ya era considerado un héroe en el ámbito cinematográfico, y ahora su estatus se extendía a la vida cotidiana.

El amor, en lo que respecta a Margaret Sullavan, la guerra, y hasta los celos profesionales –considerando que James Stewart recibió el Óscar al mejor actor por Historias de Filadelfia en 1941, el mismo año en que Henry Fonda fue nominado por Las uvas de la ira– no lograron desestabilizar la sólida amistad entre Henry Fonda y James Stewart; sin embargo, la política estuvo a punto de hacerlo.

Ambos entablaban acaloradas discusiones sobre sus distintas perspectivas (Jimmy defendía las posiciones del Partido Republicano, y Henry las del Partido Demócrata), y probablemente aprovechaban para criticar las posturas del otro, aunque la hostilidad nunca traspasó ciertos límites. Hasta que en cierta ocasión, eso cambió.

El intercambio de opiniones escaló a un intercambio físico. En cualquier otra amistad, esto habría significado el final inmediato de la relación. No obstante, en el caso de ellos, la solución parecía clara: abstenerse de discutir sobre política. Es difícil de creer que esta decisión se mantuviera durante el resto de sus vidas, sin embargo, el acuerdo resultó ser efectivo.

Solo la muerte podía disoció a estos dos amigos eternos. La de Henry, el audaz, ocurrió en el verano de 1982. Tenía 77 años. La de Jimmy, el reservado, se produjo a comienzos de julio de 1997. Con 89 años. En realidad, ni siquiera esa eventualidad pudo distanciar a Henry y a James. Y 'esa' no es Margaret Sullavan.