LA LEYENDA DEL CINE QUE RENEGO DE SU PAPEL EN "STAR WARS".
Antes de que los sables láser se convirtieran en mitología moderna, Alec Guinness ya era una leyenda del teatro británico, un actor que había ganado un Oscar por El puente sobre el río Kwai y que miraba con cierto escepticismo el rumbo que tomaba el cine comercial. Cuando George Lucas le ofreció interpretar a un anciano caballero llamado Obi-Wan Kenobi en una aventura galáctica para jóvenes soñadores, Guinness no lo vio como un honor, sino como un desafío económico.
En las cartas que escribió a su amiga Anne Kaufman Schneider, el actor dejó constancia de su desconcierto. “Me han ofrecido una película que podría aceptar si me pagan lo suficiente”, confesaba con ironía. “Ciencia ficción —lo cual me genera dudas—, pero la dirigirá George Lucas, el de American Graffiti. Una tontería de cuento de hadas, aunque quizá interesante”. Más tarde, ya en pleno rodaje, su tono se volvió aún más amargo: “No puedo decir que haya disfrutado de la película —nuevos diálogos basura cada día—. Solo creo, afortunadamente, en la pasta, que me ayudará a seguir hasta abril”.
En esas mismas cartas, Guinness mostraba un humor seco al referirse a sus compañeros. No recordaba el nombre de Harrison Ford, al que bautizó como “Tennyson” o “Ellison”, y describía con una mezcla de ternura y cansancio su entorno: “Tengo que trabajar con un enano (muy guay, y se lava en un bidé), tu paisano Mark Hamill y ese hombre larguilucho que probablemente es inteligente y divertido... Ah, sí, se llama Harrison Ford. ¿Has oído hablar de él?”.
Y sin embargo, pese a su desdén, Guinness fue impecable. Lucas, Hamill y Ford reconocieron siempre su profesionalidad y su elegancia británica en el set. El propio director destacó que fue él quien aportó al filme una gravedad emocional que ninguna máquina ni maqueta podía ofrecer. Paradójicamente, el actor que menos creía en la saga terminó siendo el alma de su primera trilogía.
La historia le reservó otro golpe de ironía. Años después, cuando La guerra de las galaxias se convirtió en fenómeno mundial, Guinness descubrió que el público lo recordaba más por su papel de maestro jedi que por toda su distinguida carrera teatral. En una ocasión, un niño que aseguraba haber visto la película más de cien veces se le acercó para pedirle un autógrafo. Guinness aceptó, pero con una condición: “Prométeme que no la volverás a ver nunca más”.
No le gustaban las películas, ni entendía los guiones, pero sí supo entender los números. A cambio de un salario moderado, negoció un 2,25 % de la recaudación de taquilla. Solo en el primer año, aquel porcentaje le reportó cerca de diez millones de dólares. Además, obtuvo una nominación al Oscar como mejor actor de reparto —el único intérprete de toda la saga que logró esa distinción—, aunque el premio acabaría en manos de Jason Robards por Julia.
Alec Guinness nunca quiso ser un mito galáctico, pero la Fuerza, caprichosa y eterna, decidió que su destino sería el de un caballero de otro tiempo, que llevó la sabiduría al espacio sin entender del todo lo que estaba haciendo.

Pues yo creo que este papel relanzo su carrera y lo convirtió en un mito del cine.
ResponderEliminar