LA APORTACION HUMANA Y PROPAGANDISTICA DE HOLLYWOOD A LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL.

 LA APORTACION HUMANA Y PROPAGANDISTICA DE HOLLYWOOD A LA SEGUNDA GUERRA MUNDIAL.

Aunque la contribución de Hollywood a la realización de documentales y películas propagandísticas durante la Segunda Guerra Mundial es ampliamente reconocida, las célebres figuras y otros profesionales de la industria cinematográfica también colaboraron de diversas maneras. La actividad más común fue que los actores y actrices ofrecieran entretenimiento a las tropas. Sin embargo, hubo algunos renombrados intérpretes que combatieron contra las fuerzas alemanas y japonesas desde tierra, mar y aire.

Desde la entrada de Estados Unidos en el conflicto, en diciembre de 1941, Hollywood se dedicó por completo a la producción de películas que funcionaron como propaganda bélica, tanto para alentar los valores estadounidenses como para demonizar al adversario. Algunos documentales, poco conocidos, incluyen las siete partes de Por qué luchamos, dirigidas por Frank Capra entre 1942 y 1945.

John Ford formó un grupo de profesionales que prestó servicios a la Marina, además de colaborar con la inteligencia militar estadounidense. A bordo del USS Hornet, documentó los preparativos para el raid Doolittle, el primer bombardeo sobre Japón, que posteriormente inspiró la película Treinta segundos sobre Tokio, de Melvin LeRoy. No obstante, su documental más célebre fue el que realizó sobre la batalla de Midway, un punto crucial en la guerra del Pacífico.




Otros cineastas que produjeron documentales incluyeron a William Wyler, quien siguió un bombardeo en su último vuelo sobre Alemania, y Henry Hathaway, que retrató la vida cotidiana en un portaaviones. En el caso de George Stevens, se encargó de documentar tanto el desembarco de Normandía como otros momentos significativos, como la liberación del campo de concentración de Dachau. A este respecto, en 1994, se lanzó un documental titulado George Stevens: D-Day to Berlin, que ilustra cómo se filmó todo ese material invaluable.

En lo que respecta a las películas propiamente dichas, Hollywood se constituyó como una fuente incesante de propaganda, como lo evidencia la propia Casablanca de 1942. Antes del conflicto, se habían estrenado algunas películas patrióticas como El sargento York de 1941, pero con la entrada de Estados Unidos en la guerra, la industria cinematográfica se involucró plenamente en la producción de películas bélicas, en ocasiones para promover los valores estadounidenses, como El bombardero heroico de 1943, dirigida por Howard Hawks, con la intervención de William Faulkner en el guion; y en otras para demonizar al enemigo, como en Destino Tokio, donde Cary Grant interpreta a un capitán de submarino que se infiltra en las líneas enemigas.

Cabe destacar el cine de animación. Recientemente, se mencionaron los episodios en los que Superman se enfrentaba a enemigos japoneses y alemanes. Disney también contribuyó al esfuerzo bélico, destacando Der Fuehrer Face de 1943, protagonizada por el pato Donald.

Por otro lado, antes de abordar a aquellas estrellas de Hollywood que combatieron al enemigo, muchos de los famosos de la época llevaron a cabo actividades tanto de recaudación de fondos para la guerra como de puro entretenimiento.
Sobre este asunto, existe incluso una película titulada Hollywood Canteen, estrenada en 1944, que recrea el establecimiento fundado por Bette Davis y John Garfield en 1942 en Los Ángeles, donde actuaron y/o sirvieron en las mesas artistas como Humphrey Bogart, Joan Crawford, Lana Turner y Mae West, entre otros.

Este esfuerzo de brindar entretenimiento a las tropas se llevó a cabo a través de la United Service Organizations. El rostro emblemático de estos espectáculos fue el comediante Bob Hope, quien recorrió distintos frentes, aunque también incluyó a cantantes como Bing Crosby y un joven Frank Sinatra, así como actrices como la alemana Marlene Dietrich, Rita Hayworth y Judy Garland.




En lo que respecta a las estrellas que se enfrentaron directamente al enemigo, el caso más destacado es el de James Stewart. En marzo de 1941, poco después de recibir su Oscar como mejor actor por Historias de Filadelfia y considerable tiempo antes de los acontecimientos en Pearl Harbor, se enlistó en las Fuerzas Aéreas de los Estados Unidos. Al principio de la guerra, participó principalmente en campañas de reclutamiento y propaganda, pero tras diversas insistencias logró ser asignado a Europa como miembro del escuadrón 703 de bombarderos.

Como piloto, participó en más de 20 misiones de bombardeo en Alemania, incluyendo la de Ludwigshafen. En un lapso de tan solo cuatro años, ascendió de soldado raso a coronel. Tras la guerra, continuó en la reserva hasta 1968, momento en el que fue obligado a retirarse al haber cumplido los 60 años. El actor, protagonista de obras como El bazar de las sorpresas de 1940 y Dos cabalgan juntos de 1961, recibió numerosas condecoraciones, entre ellas una otorgada por Francia.

Henry Fonda, quien era un cercano amigo de Stewart, aunque participó en diversas campañas de recaudación de fondos, también optó por enlistarse, manifestando que "no quiero combatir una guerra ficticia en un estudio". En su caso, se unió a la Marina, destinado en el Pacífico, alcanzando el rango de teniente.

En el caso de Clark Gable, el icónico Rhett Butler de Lo que el viento se llevó, sufrió la pérdida de su esposa, Carole Lombard, al regresar de un viaje de promoción de bonos de guerra en enero de 1942. Luego de un periodo de doloroso luto, Gable decidió enlistarse, a pesar de contar con 41 años, también en las Fuerzas Aéreas. Participó en cinco misiones de bombardeo contra posiciones nazis en Bélgica y Alemania. Cabe mencionar que se dice que Hitler ofreció una considerable recompensa a quien capturara a Gable con vida.

En relación a David Niven, un británico que se encontraba en Hollywood estableciendo las bases de una prometedora carrera cuando estalló la guerra en Europa en septiembre de 1939, regresó de inmediato a Gran Bretaña para alistarse en el ejército británico, donde había sido entrenado antes de dedicarse a la actuación.

Niven logró alcanzar el rango de teniente coronel y se destacó por su labor en la organización y el liderazgo de diversas misiones durante prácticamente toda la guerra. También participó en la planificación y en el enlace durante el desembarco de Normandía. Posteriormente, el actor regresaría a Hollywood, donde alcanzó el éxito con papeles como el de La vuelta al mundo en 80 días en 1956.

En cuanto a otras estrellas que alcanzarían el estrellato más tarde, se destacan casos como Lee Marvin, quien resultó herido en la batalla de Saipán; Jason Robards, quien escapó de la muerte en Pearl Harbor ya que su barco, el USS Northampton, estaba en maniobras, y se hundió tras ser torpedeado por las fuerzas japonesas durante la batalla de Tassafaronga, siendo rescatado al amanecer siguiente; o Kirk Douglas, que se unió a la Marina, donde sirvió como oficial de comunicaciones en la guerra antisubmarina en el Pacífico.

Asimismo, se podría seguir mencionando a otras futuras estrellas, como Charlton Heston, Paul Newman o Glenn Ford.

Por otro lado, aunque su relación con Hollywood es más lejana, Josephine Baker, famosa en Francia desde mediados de los años 20, colaboró con la Resistencia durante la guerra realizando actividades de espionaje, lo que le valió posteriormente una condecoración. En lo que respecta a Audrey Hepburn, que vivió la contienda en los Países Bajos y sufrió tal hambre que alteró su constitución, lo que truncó su carrera como bailarina, donó dinero a la resistencia holandesa, a pesar de ser solo una adolescente.

Finalmente, como una anécdota, se presenta un inglés que todavía no había realizado su transición a Hollywood. Alec Guinness, quien ya había alcanzado la celebridad en el Reino Unido, se unió a la Armada Real en 1941, ascendiendo a teniente y participando de manera activa en la invasión aliada de Sicilia en julio de 1943.



Comentarios

  1. Unos eran estrellas y fueron a la guerra, y para otros sus hazañas bélicas supuso el interés de Hollywood por ellos como fue el caso de Audie Murphy.

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