RUTGER HAUER, EL HOMBRE QUE HABLÓ BAJO LA LLUVIA.
Hay actores cuyo recuerdo permanece incluso cuando el tiempo ha seguido su curso. Rutger Hauer es uno de ellos. Su muerte, en 2019, coincidió simbólicamente con el año en el que transcurría Blade Runner, la obra que lo inmortalizó. Pocos intérpretes han dejado una huella tan indeleble con un solo instante de cine.
Ese instante, claro está, es el monólogo final de Roy Batty. «Yo he visto cosas que vosotros no creeríais…», comienza, antes de enumerar naves en llamas y rayos C brillando en la noche. Lo que muy pocos sabían hasta años después es que la frase final —aquella que condensa toda la poesía de la secuencia: «Todos esos momentos se perderán en el tiempo como lágrimas en la lluvia. Es hora de morir»— no estaba en el guion. Hauer la depuró, la transformó y la convirtió en una despedida casi humana para un replicante que entendía la vida mejor que sus creadores.
Precisamente ese verso lluvioso da título al documental que Filmin acaba de estrenar: Rutger Hauer: Como lágrimas en la lluvia, dirigido por Sanna Fabery de Jonge, su ahijada. La película se adentra en la figura del actor desde un lugar íntimo, mostrando un carácter sorprendentemente sencillo para alguien acostumbrado a interpretar seres enigmáticos.
Esa normalidad convivía con un humor muy particular. Ridley Scott lo descubrió de un modo inesperado. Había decidido contratarlo sin siquiera conocerlo, impresionado por su trabajo en films como Delicias turcas (1973), Una novia llamada Katy Tippel (1975) o Eric, oficial de la reina (1977). Para el director era evidente que Hauer no necesitaba prueba alguna; el talento ya estaba demostrado. Pero cuando llegó el día de su primera reunión, el actor apareció vestido con pantalones de satén, un jersey con el dibujo de un zorro y unas gafas verdes imposibles. Scott quedó mudo unos segundos, convencido de que quizá se había precipitado. Solo después comprendió que se trataba de una broma.
Aquella mezcla de cercanía, travesura y magnetismo interpretativo explicaba por qué su presencia en Blade Runner resultó tan poderosa. Aunque su filmografía es extensa y plural, nadie duda de que su legado late, sobre todo, en la figura del replicante que aceptaba la muerte bajo la lluvia. Un personaje que elevó gracias a su instinto poético y a una frase improvisada que terminó convirtiéndose en uno de los momentos más hermosos de la historia del cine.
Rutger Hauer se fue, sí. Pero algunas lágrimas, por fortuna, no se disuelven con tanta facilidad.

Rutger Hauer es un actor que me gusta, es una lastima que tras un espectacular arranque con films en Hollywood como Blade Runner, Lady Halcón sobretodo, Clave: Omega o Los señores del acero, su carrera a medida que ganaba kilos se fuera por el garete en productos de Serie B.
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