EL CINE SOCIAL DURANTE LA EPOCA DEL FRANQUISMO EN ESPAÑA.

EL CINE SOCIAL DURANTE LA EPOCA DEL FRANQUISMO EN ESPAÑA.
El neorrealismo italiano, la Nouvelle Vague francesa y el Free Cinema británico fueron corrientes cinematográficas que emergieron a mediados del siglo XX y, a pesar de sus diferencias y características singulares, compartían una similitud: transmitían la realidad social con un tono áspero y austero que, en numerosas ocasiones, invitaba a la reflexión o a la denuncia. No se trató de un cine social tal como lo concebimos actualmente, sino que, en gran medida, fue un cine caracterizado por su libertad.

¿Qué sucedía en España durante las décadas de 1940, 1950 y 1960? El régimen no manifestaba interés en que los jóvenes cineastas abordaran historias sobre la clase social menos favorecida, y mucho menos de una manera áspera o con intenciones de denuncia. Por esta razón, en los años 40 prevaleció el cine de mantilla y peineta, así como la comedia de costumbres y la comedia musical en los años 60.

Sin embargo, existió un cine intermedio, uno que supo evidenciar las costuras evidentes de unos años marcados por la miseria. Uno de esos problemas fue el de la vivienda.

En 1955, se llevó a cabo el I Congreso Nacional de Cine Español en la Universidad de Salamanca, donde estuvieron presentes algunos de los jóvenes talentos que aspiraban a ingresar en este mundo revolucionario, como Luis García Berlanga, Carlos Saura, Fernando Fernán Gómez, José María García Escudero y Juan Antonio Bardem. Este último, en un discurso incisivo, pronunció la célebre frase: «El cine español es políticamente ineficaz, socialmente falso, intelectualmente ínfimo, estéticamente nulo e industrialmente raquítico».



Lo que rápidamente se conoció como las Conversaciones de Salamanca fue el foro donde esta generación de creadores abogó por un cine más moderno, en sintonía con las corrientes europeas, alejado del folclorismo y menos restringido por la severidad de la censura, lo que permitiría una mayor libertad para retratar la realidad española. Este manifiesto colectivo, aunque no formalmente escrito, marcó el comienzo de un período de apertura creativa que dio lugar a obras notables como Muerte de un ciclista o Calle Mayor de Bardem, las cuales denunciaban la hipocresía moral de la alta burguesía y de los habitantes de provincias; Los jueves, milagro o El verdugo de Berlanga, que criticaban la manipulación llevada a cabo por la clase media y la pena capital; y La caza de Saura, que se erigió como una terrible alegoría sobre la violencia social. Todos estos temas espinosos, que resultaron desagradables para muchos, constituyen sin embargo la contribución más significativa del cine español de esos años a la historia.

A pesar de la variedad de temas abordados, la precariedad se destacó como uno de los más recurrentes. Entre todos los filmes que se acercaron a esta temática, aquellos que reflejaron la crisis de la vivienda resaltan de manera especial.

En 1957, José Antonio Nieves Conde, quien había impactado a España con su película Surcos, en la que reflejó la dura realidad del éxodo rural hacia las ciudades, estrenó El inquilino. En este filme, denunciaba la especulación inmobiliaria y las dificultades que enfrentaban las clases más humildes para acceder a una vivienda digna. La censura obligó al director a redactar y filmar un nuevo final, ya que en la versión original –actualmente accesible–, el personaje de Fernán Gómez y su familia terminaban viviendo en la calle. ¡Un verdadero escándalo!
Este destacado actor dirigió y protagonizó el año siguiente Una vida por delante, un drama social que, a pesar de no estar focalizado en la crisis de vivienda, ilustra los barrios marginales y las precarias viviendas de la clase trabajadora, así como las dificultades para emanciparse y prosperar en una ciudad donde el acceso a un trabajo digno y a una vivienda adecuada era problemático.

No obstante, es probable que El pisito de Marco Ferreri e Isidoro M. Ferry sea la película que mejor encapsula un problema que, a mediados de los años 50, constituía una realidad desoladora. En este filme, José Luis López Vázquez interpreta a un modestísimo oficinista que aspira a casarse con su novia; sin embargo, al no poder hallar un piso, decide contraer matrimonio con su anciana casera con la intención de heredar. Con un tono de humor negro y grotesco, la película aborda de manera inédita para su época un asunto crítico en España: la imposibilidad de la clase media para adquirir una vivienda.

Este tema es también abordado sin reservas en otras obras cinematográficas, como Los chicos, nuevamente de Marco Ferreri, Historias de la televisión de José Luis Sáenz de Heredia, o la célebre Plácido de Berlanga. Esta última narra la acción benéfica emprendida por la pequeña burguesía de una ciudad media, que durante la Nochebuena invita a cenar en su hogar "a un indigente de la calle o a un anciano del asilo". Cassen encarna al conductor de un motocarro que transita continuamente entre residencias lujosas, solo para concluir la jornada en su modestísima y desalentadora vivienda en un barrio marginal. De forma similar, la actuación de López Vázquez en Un millón en la basura, de José María Forqué, realizada hacia finales de los años 60, revela los contrastes entre la vivienda de las clases desfavorecidas y la España de desarrollo económico, edificada sobre los cimientos de un Ministerio de Vivienda creado en 1957, año en el cual comenzaron a producirse estas películas que pusieron en evidencia la situación de todo un país.

Un país que, a partir de la década de los 60, y precisamente al haber comenzado a abordar dicha problemática, fomentó la producción de películas que retrataban una realidad completamente opuesta, abarcando desde La gran familia a No firmes más letras, cielo, pasando por El turismo es un gran invento o ¡Cómo está el servicio!

El cine social, en la actualidad, es un género prácticamente ausente en España. Aunque en esos años existieron grandes cineastas que confrontaron problemas reales, apenas han tenido sucesores y directores como Fernando León de Aranoa, Icíar Bollaín o Achero Mañas se constituyen en excepciones dentro de nuestro panorama cinematográfico. Un cine que no se atreve a abordar uno de los problemas que más inquietan a la población española.  



Comentarios

  1. No he vivido la época del franquismo, pero creo que el cine de Berlanga o Bardem reflejaba el modus vivendi de la población española, y por ejemplo peliculas como La gran familia reflejaba muy bien a nivel social la España de la época por lo que me han contado, familias numerosas donde los abuelos vivían con los hijos y los nietos y viviendas no muy amplias. Lo primero si que lo he visto, luego ya bien entrado la democracia surgio el dicho creo que fue entonces,🤣🤣, del que se casa piso quiere.

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