PROXIMAMENTE EN SUS PANTALLAS... "WE BURY THE DEAD" CON DAISY RIDLEY.

 PROXIMAMENTE EN SUS PANTALLAS... "WE BURY THE DEAD" CON DAISY RIDLEY.

Desde su paso por festivales como Sitges,  We Bury the Dead dejó clara una paradoja curiosa: dentro de un subgénero tan exprimido como el zombi, la película se presenta con una premisa inesperadamente fresca y un acabado técnico más que solvente. Daisy Ridley sostiene el relato con autoridad, acompañada por Brenton Thwaites, y lo hace en una producción australiana que, pese a su modestia, luce con aplomo.

La historia, sin embargo, no arranca por donde uno podría imaginar. Antes incluso de entender completamente el drama personal de Ava, se nos sitúa en un mundo golpeado por un fallido experimento militar que devastó Tasmania. Lo que aún no sabemos —o lo descubrimos después— es que el marido de Ava desapareció en medio de ese desastre, lo que la empuja a enrolarse en una unidad destinada a recuperar cuerpos entre los restos del colapso. Esa misión, que en apariencia sólo pretende ofrecer consuelo a las familias, se revela pronto como el eje emocional y moral de la película.

Pero lo verdaderamente inquietante surge más adelante, cuando los cadáveres que Ava ayuda a enterrar empiezan a mostrar señales imposibles, insinuaciones de vida que desvían la película hacia un terreno híbrido, a medio camino entre el drama y el terror postapocalíptico. Ahí es donde se hace patente la ambición —y también la indecisión— de Zak Hilditch. El director parece querer apartarse del molde zombi, pero al mismo tiempo no termina de desprenderse de él, como si temiera alejarse demasiado del camino conocido.

El resultado es una obra que asoma conceptos interesantes y, en ocasiones, incluso estimulantes, pero que vacila en su propia identidad. Quiere ser un drama humano envuelto en un paisaje de muerte en movimiento, aunque al final depende de ese mismo subgénero del que intenta distanciarse. Por eso da la sensación de quedarse en tierra de nadie: sugiere una ruptura que nunca llega, avanza hacia una desviación que no se atreve a tomar del todo.

Aun así, We Bury the Dead se sostiene, se deja ver y mantiene cierta personalidad en un terreno demasiado acostumbrado a repetirse. Y quizá, aunque no cruce la línea que se intuye en su horizonte, al menos logra insinuar un camino distinto.





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