EL CINE DE LOS AÑOS 70
MIL MILLONES PARA UNA RUBIA (1972)
REPARTO: ANALIA GADÉ, STEPHEN BOYD, ESPARTACO SANTONI, JEAN SOREL, JOSE LUIS LOPEZ VAZQUEZ, MABEL KARR, GEORGE RIGAUD, EVA LEON, JOSE RIESGO, FELIX ACASO, SATURNO CERRA, ANGEL TER, BENI DEUS
DIRECTOR: PEDRO LAZAGA
MÚSICA: JAIME PEREZ PRODUCTORA:
PRODUCTORA CINEMAT DEL NORTE
DURACIÓN: 87 min.
PAÍS: ESPAÑA
Pedro Lazaga demuestra, una vez más, su capacidad para convertir un argumento sencillo en un relato sugestivo y entretenido. Su buen gusto y versatilidad como cineasta se perciben en cada plano: el manejo de los escenarios naturales, la elegancia de los automóviles que recorren la pantalla y la gracia de los intérpretes contribuyen a crear una película encantadora, capaz de eclipsar la simplicidad de la trama.
El reparto principal, compuesto por Analía Gadé, Stephen Boyd, Espartaco Santoni, Jean Sorel y José Luis López Vázquez, funciona con eficacia, mientras que entre los secundarios destacan Mabel Karr y Jorge Rigaud, quienes aportan solidez al conjunto.
La película mantiene ese encanto y decoro característicos de Lazaga, quizá con una intensidad inédita, marcando un momento de recuperación creativa tras un período irregular de su filmografía que comenzó en 1966. A partir de 1972, año de Mil millones para una rubia, el director recupera plenamente la inspiración, que se mantendrá hasta el final de su carrera.
La historia, aunque lineal, se complica levemente por las transformaciones de la rubia, interpretada por una Analía Gadé algo estática en esta ocasión. El guion es simple y contiene algunas salidas de tono innecesarias, y la banda sonora de jazz no termina de aportar al ritmo que la película requiere. Sin embargo, hay aciertos interesantes, como mantener en misterio la identidad del mandante de los robos de la protagonista, aunque el espectador pueda intuirlo con facilidad. Jean Sorel, un actor acostumbrado a trabajar con grandes directores, queda algo desaprovechado, pero su presencia refuerza la solidez del reparto.
En conjunto, Mil millones para una rubia resulta ideal para quienes disfrutan del encanto clásico de Lazaga y buscan un rato agradable de cine ligero, aunque la resolución final pueda resultar algo decepcionante. La película permite, además, apreciar la variedad de intereses del director y su capacidad de transformar lo sencillo en algo visualmente atractivo y divertido.


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