LOS TRES FILMS DE LOS QUE EDDIE MURPHY SE ARREPIENTE NO HABER ESTADO EN ELLOS.

LOS TRES FILMS DE LOS QUE EDDIE MURPHY SE ARREPIENTE NO HABER ESTADO EN ELLOS.

Eddie Murphy lleva más de cuatro décadas navegando entre éxitos rotundos, tropiezos sonados y un carisma que, pese a todo, jamás ha perdido brillo. Su historia en la industria no se entiende sin aquel impulso inicial en Saturday Night Live, donde se curtió entre 1980 y 1984, justo antes de que Superdetective en Hollywood lo lanzara al estrellato. Ya venía rodado por Límite: 48 horas y Entre pillos anda el juego, pero fue Axel Foley —el policía que cruzaba Detroit para acabar en el corazón soleado de Beverly Hills— quien lo convirtió en la gran sensación de los ochenta, década que remató con títulos tan populares como El chico de oro y El príncipe de Zamunda.

Sin embargo, el fulgor comercial que había sostenido su carrera empezó a menguar con el tiempo. Salvo Dr. Dolittle en 1998, Murphy encadenó años sin un éxito de taquilla claro. Irónicamente, su regreso al primer plano llegó por una vía inesperada: el doblaje. Su Asno en la saga Shrek acabó formando parte de la cultura popular. Y cuando parecía destinado a quedar como una reliquia del pasado, Netflix irrumpió en 2019 con Yo soy Dolemite, devolviéndolo a una zona de prestigio crítico y reactivando su presencia en la plataforma con El rey de Zamunda, El último encargo y la reciente Superdetective en Hollywood: Axel F..

A lo largo del camino, Murphy ha saboreado cumbres y abismos. Nadie olvida Pluto Nash —aunque casi nadie la haya visto—, un fracaso tan clamoroso que terminó convertido en ejemplo de desastre industrial. Pero incluso así, Murphy sigue en pie, abierto a protagonizar nuevas secuelas y consciente de que su figura lleva décadas instalada en el imaginario de la comedia. Lo curioso es que, más allá de los errores cometidos frente a la cámara, también dejó escapar oportunidades que podrían haber reorientado su carrera de forma decisiva.

Con motivo del estreno del documental Being Eddie producido por Netflix, el actor confesó en una entrevista con Associated Press los tres papeles que más lamenta haber rechazado: Los Cazafantasmas, Hora punta y ¿Quién engañó a Roger Rabbit?. Dan Aykroyd e Ivan Reitman intentaron reclutarlo para el equipo de cazadores de ectoplasmas cuando él aún era una estrella emergente del SNL, pero Murphy prefirió centrarse en Superdetective en Hollywood. La jugada no le salió mal —también se convirtió en un taquillazo—, si bien el puesto terminó recayendo en Ernie Hudson.

El caso de ¿Quién engañó a Roger Rabbit? resulta más llamativo: la mezcla de animación y actores reales le pareció una idea demasiado extravagante, casi ridícula, y declinó el papel de Eddie Valiant que acabaría inmortalizando Bob Hoskins. Años después, admitió entre risas que la película le parecía “jodidamente increíble”.

Y, ya en los noventa, otra puerta se cerró: Hora punta. La comedia de acción que uniría a Jackie Chan con Chris Tucker también quiso contar con Murphy, pero él la dejó pasar. El resultado fue un inesperado bombazo que generó dos secuelas y mantiene viva la posibilidad de una cuarta entrega.

Así ha sido siempre la trayectoria de Eddie Murphy: vertiginosa, imprevisible, capaz de alternar destellos de genialidad con decisiones que aún despiertan incredulidad. Pero, incluso entre sus dudas y renuncias, permanece como una figura esencial del entretenimiento moderno. Y esa persistencia —ese empeño en reinventarse una y otra vez— es, quizá, su mayor triunfo.




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