LA MITICA PELICULA QUE A STANLEY KUBRICK LE HUBIERA GUSTADO DIRIGIR.

 LA MITICA PELICULA QUE A STANLEY KUBRICK LE HUBIERA GUSTADO DIRIGIR.


Durante décadas se ha repetido que Stanley Kubrick filmó apenas trece largometrajes, una cifra sorprendente para alguien considerado uno de los más grandes directores de todos los tiempos. Sin embargo, lo que suele olvidarse es la cantidad de proyectos que rondaron por su mesa de trabajo y que jamás llegaron a materializarse. Entre ellos había ideas ambiciosas, investigaciones exhaustivas e incluso cartas a escritores de renombre. Uno de los más llamativos fue su temprana intención de llevar al cine Doctor Zhivago, la novela monumental de Boris Pasternak.

Kubrick quedó profundamente impresionado por la historia de Yuri Zhivago —ese médico y poeta atrapado entre dos amores mientras Rusia se despedazaba en guerras y revoluciones— y quiso convertirlo en uno de sus grandes proyectos literarios. Tanto fue así que, el 8 de enero de 1959, escribió directamente a Pasternak para transmitirle su interés en adquirir los derechos cinematográficos. En aquella misiva, revelada décadas más tarde por el historiador británico James Fenwick, el cineasta recordaba con orgullo que Senderos de gloria había sido reconocida como la mejor película del año en países como Bélgica, Brasil y Finlandia, y mostraba su determinación por embarcarse en una producción de mayor envergadura.

La ambición no quedaba ahí. Kubrick y su colaborador habitual, el productor James B. Harris, habían iniciado conversaciones con Bryna Productions, la empresa de Kirk Douglas, con la intención de que el carismático actor interpretara al atormentado Zhivago. No habría sido la primera vez que ambos trabajaban juntos, y el director veía en Douglas la presencia necesaria para conducir un relato tan complejo.

Lo que más sorprende de todo este episodio es que Kubrick llevaba tiempo fantaseando con la idea de adaptar un clásico literario imposible, incluso antes de tantear a Pasternak. Un fragmento inédito de uno de sus cuadernos de comienzos de los años cincuenta lo confirma: allí anotó que el «momento supremo para un director» llegaba cuando se le permitía enfrentarse a una obra de más de seiscientas páginas, inabarcable, esquiva y quizá demasiado grande para cualquier aproximación cinematográfica. Ese desafío, mitad fascinación, mitad vértigo, parecía encajar a la perfección con Doctor Zhivago.

Pero el proyecto se desvaneció. Pasternak no cedió los derechos y Kubrick siguió otro camino, aunque su deseo de reunirse con Kirk Douglas sí encontró un cauce: ambos colaborarían de nuevo en Espartaco, ya en los años sesenta. Poco después, el director sí lograría sacar adelante otra adaptación literaria, la provocadora Lolita de Vladimir Nabokov.

La historia, sin embargo, encontró un destino distinto. En 1965, David Lean firmó la versión definitiva de Doctor Zhivago, con Omar Sharif, Julie Christie, Geraldine Chaplin y Alec Guinness al frente del reparto. La película arrasó en taquilla —ajustada a la inflación, todavía una de las más exitosas de todos los tiempos— y sumó cinco premios Oscar, confirmando que aquel material que fascinó a Kubrick tenía, efectivamente, una potencia cinematográfica extraordinaria.

Si Kubrick hubiera filmado su propia versión, quizá hoy la consideraríamos una obra enigmática, radical, distinta. Pero esa película nunca existió, y en el mapa de sus proyectos imposibles permanece como una huella silenciosa del cine que pudo haber sido.



Comentarios

  1. Es difícil hacerse una idea de lo que hubiera sido esta pelicula en las manos de Kubrick, pero Lean ruedo igualmente y mas en esa época con un perfeccionismo que nada tiene que envidiar al de Kubrick.

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