FALLECE EL ACTOR FRANCES TCHEKY KARYO A LOS 72 AÑOS.
Baruh Djaki Karyo (Estambul, Turquía, 4 de octubre de 1953 - 31 de octubre de 2025 Bretaña, Francia)Tchéky Karyo nació el 4 de octubre de 1953 en Estambul, Turquía, en el seno de una familia de origen sefardí que emigró a Francia cuando él aún era un niño. Su verdadero nombre es Baruh Djaki Karyo, y adoptó el nombre artístico con el que se le conoce al comenzar su carrera en el teatro. Creció en París, donde pronto se sintió atraído por las artes escénicas. Estudió interpretación en el Conservatorio Nacional de Arte Dramático, y fue allí donde empezó a forjar un estilo interpretativo muy particular, marcado por la intensidad emocional y una presencia física rotunda.
Su primer escenario fue el teatro clásico, integrándose en la prestigiosa Comédie-Française y más tarde en el Théâtre National de Strasbourg. De esos años data su sólida formación en los textos de Molière, Corneille o Shakespeare, y esa disciplina teatral se reflejaría siempre en sus trabajos posteriores en el cine.
A finales de los años setenta comenzó su carrera cinematográfica con pequeños papeles, pero fue en los ochenta cuando su rostro empezó a ser familiar para el público francés. Películas como La Balance (1982), de Bob Swaim —por la que obtuvo una nominación al César al mejor actor secundario— o Le Retour de Martin Guerre (1982), junto a Gérard Depardieu, le situaron como un intérprete de peso. En aquellos años se consolidó como uno de los actores más interesantes de su generación, capaz de encarnar tanto héroes taciturnos como villanos de psicología compleja.
Su proyección internacional llegó pronto. Hollywood se fijó en él como en tantos otros actores europeos de carácter, y en la década de 1990 se convirtió en un rostro recurrente del cine de acción y de espionaje. Participó en Nikita (1990) de Luc Besson, donde su papel de Bob, el agente mentor de la protagonista, le dio una nueva popularidad. A partir de ahí llegaron títulos como Bad Boys (1995), donde interpretó al narcotraficante Fouchet frente a Will Smith y Martin Lawrence; GoldenEye (1995), The Patriot (2000), Kiss of the Dragon (2001) o La Femme Nikita (la versión televisiva de la película de Besson, donde su personaje siguió inspirando reinterpretaciones).
A diferencia de otros actores franceses que se diluyeron en su salto a Hollywood, Karyo mantuvo su identidad artística. Su rostro, siempre expresivo, y su acento particular le convirtieron en un intérprete exótico pero auténtico, ideal para papeles ambiguos o torturados. En los años 2000 alternó producciones internacionales con cine francés, apareciendo en películas como Les Lyonnais (2011) o A Gang Story.
En televisión, encontró uno de los grandes papeles de su carrera con la serie británica The Missing (2014-2016), donde dio vida al inspector Julien Baptiste, un personaje complejo, empático y herido por su pasado. Su éxito fue tal que la BBC le otorgó un spin-off propio, Baptiste (2019-2021), que le consolidó definitivamente ante el público anglosajón. En esta etapa, su trabajo fue elogiado por la crítica por su contención y profundidad emocional, demostrando que Karyo podía sostener una historia entera con solo la mirada o el tono de voz.
Además de actor, es también músico. Ha cultivado su faceta como cantautor con varios discos, entre ellos C’est pas la mer à boire (2006) y Credo (2013), donde explora un universo sonoro melancólico y poético, muy coherente con su temperamento artístico.
A lo largo de su carrera, Tchéky Karyo ha construido una filmografía heterogénea pero coherente, marcada por la búsqueda constante de verdad en sus personajes. No ha perseguido la fama sino el oficio, y eso lo convierte en una figura respetada por compañeros y directores de todo el mundo. Su talento se sostiene en una mezcla de energía contenida y sensibilidad, de dureza y ternura; un equilibrio que pocos actores logran mantener con tanta naturalidad.
En tiempos de actores intercambiables, Karyo sigue siendo irrepetible: un rostro que evoca misterio, un acento que no necesita disimularse y una carrera que demuestra que la intensidad no depende del tamaño del papel, sino de la pasión con que se encarna.




Lo recuerdo siempre en papeles de tipo duro y en roles de reparto sin pasar nunca desapercibido, estuvo muy bien como el capo mafioso de El jardín de la alegría, lo he visto también en films como El patriota, El beso del dragón, Nikita, Dos policias rebeldes, El oso, Goldenye, El núcleo, Crying Freeman y Juana de Arca. D.E.P. 🙏🙏🙏
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