EL PORQUE DEL APODO DE "DUKE" DE JOHN WAYNE.

EL PORQUE DEL APODO DE "DUKE" DE JOHN WAYNE.


Mucho antes de convertirse en el emblema del wéstern, en la figura imponente de metro noventa y tres que Hollywood convirtió en símbolo nacional, ya existía un niño que caminaba cada mañana hacia el colegio acompañado de un Airedale Terrier. Los vecinos del sur de California los reconocían al instante: «Ahí van el pequeño Duke y el gran Duke». Aquel muchacho, en realidad, se llamaba Marion Robert Morrison, y detestaba profundamente su nombre, al que consideraba demasiado afeminado. Con el tiempo, el apodo afectuoso que le regalaron los bomberos de la zona se quedó solo en “Duke”, y él lo adoptó con orgullo para el resto de su vida.

Curiosamente, esa identidad forjada en la infancia se mantuvo incluso cuando, ya entrado en los años veinte, llegó a Hollywood buscando un empleo temporal para ayudar a su familia. Su físico —esa presencia casi tallada en roble— lo colocó de inmediato delante de una cámara, aunque fuese como extra sin líneas de diálogo. Sus primeros pasos en el cine quedaron registrados en los créditos de Letra y música (1929), donde figuraba como Duke Morrison.

El ascenso, sin embargo, necesitaba un gesto fundacional. Y llegó en 1930, cuando Raoul Walsh le ofreció su primer papel protagonista en La gran jornada. Fue entonces cuando el director le propuso deshacerse del nombre de pila y adoptar uno nuevo, más rotundo, más “americano”, inspirado en el general Anthony Wayne. Así nació, oficialmente, John Wayne.

A partir de ahí, su ritmo de trabajo se volvió imparable. Durante casi una década encadenó filme tras filme hasta que, en 1939, llegó la película que lo consagraría para siempre: La diligencia. John Ford, su amigo y mentor, lo trató siempre como “Duke”, del mismo modo en que lo hacían aquellos que lo conocieron de niño. El sobrenombre, lejos de ser un mote construido por la industria para enaltecer su porte aristocrático, procedía de una historia mucho más cotidiana —y entrañable— que cualquier leyenda de Hollywood.

Y hablando de leyendas, hay un eco curioso en toda esta anécdota: el de otro personaje célebre que también adoptó el nombre de su perro y terminó por ignorar el suyo propio. Henry Jones Jr., más conocido en el mundo como Indiana Jones. ¿Tomaron George Lucas, Steven Spielberg o Philip Kaufman inspiración de la vida de Wayne para darle ese detalle al aventurero más famoso del cine? Tal vez. O quizá solo se trate de otro destello mitológico que acompaña al actor. Porque, cuando se habla de John Wayne, ya se sabe… siempre conviene imprimir la leyenda.



Comentarios

  1. Yo siempre había creído que lo de "Duke" era una cuestión de jerarquía dentro de Hollywood, Clark Gable era el Rey y John Wayne el Duque; en fin que ya me puedo ir a dormir tranquilo hoy, al saber una cosa nueva.

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