EL PAIS QUE CAMBIO EL FINAL DE "ROCKY" CUANDO SE ESTRENO.

 EL PAIS QUE CAMBIO EL FINAL DE "ROCKY" CUANDO SE ESTRENO.

Durante décadas, en Brasil, millones de espectadores crecieron convencidos de que Rocky Balboa no había perdido su combate más célebre. En su imaginario, el boxeador resistía hasta el final y empataba con Apollo Creed, símbolo de que el héroe, aunque golpeado, seguía en pie. Una generación entera interiorizó así una versión adulterada de la historia, nacida no en los guiones de Hollywood, sino en una cabina de doblaje.

El origen de aquel equívoco es tan curioso como revelador. En la versión original de Rocky (1976), el juez pronuncia con frialdad la sentencia definitiva: “Por decisión dividida, el ganador es Apollo Creed”. Sin embargo, el doblaje brasileño alteró la línea por completo: el combate terminaba en empate. Y así, una frase mínima trastocó el sentido moral de toda la película. En lugar de perder con dignidad, Rocky se convirtió en un símbolo de paridad, de resistencia triunfante. En un país que aún vivía bajo la dictadura militar, el cambio tenía un eco político: el héroe fuerte, incorruptible, incapaz de ser vencido, encajaba mejor con los ideales de fortaleza nacional que se querían transmitir.

Aquel gesto, pequeño en apariencia, acabó reescribiendo una parte de la historia del cine. La versión doblada presentaba a un Balboa que resistía tanto que ni el propio destino podía derrotarlo. Pero, en ese intento por hacerlo más heroico, se perdió la esencia que había convertido a la película en un clásico: la nobleza del fracaso. “Rocky no era una historia de ganar”, recordaría Stallone años más tarde. “Era una historia de resistir. Si ganaba, no habría sido humano.”

Las consecuencias se hicieron evidentes tres años después, cuando Rocky II llegó a las salas brasileñas. El argumento se desmoronaba: Apollo Creed exigía una revancha “para demostrar que su victoria no fue suerte”. ¿Qué sentido tenía eso si el primer combate había terminado en empate? Aun así, el público lo aceptó sin reparos. El mito del “empate honorable” se había consolidado.

Con el paso del tiempo, la verdad comenzó a filtrarse. La llegada del VHS y las versiones subtituladas permitió a algunos cinéfilos descubrir que, en realidad, Rocky había perdido. La noticia causó perplejidad y fascinación. Nadie sabía quién había decidido modificar el final: algunos señalaron a la distribuidora Herbert Richers, famosa por su costumbre de “adaptar” los diálogos a la idiosincrasia local; otros sospecharon una orden de censura, o tal vez un simple error que nadie se atrevió a corregir.

Sea como fuere, lo cierto es que Brasil vivió durante años en un universo paralelo. En ese mundo, Balboa no caía derrotado: resistía hasta el último asalto y salía del ring en empate. Pero lo que el doblaje cambió no fue solo una frase: transformó una fábula sobre la grandeza del perdedor en un relato de falsa victoria. Y quizá por eso, décadas después, la historia original sigue teniendo tanta fuerza. Porque Rocky, en su verdad más pura, no habla de ganar, sino de seguir en pie cuando todo está perdido.



Comentarios

  1. Durante unos años les salió bien el cuento, pero cuando llegó el día de la revancha en Rocky II me gustaría ver la cara de poker de los aficionados al ver que les habían tomado el pelo.

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