SIN RASTRO (2025)

 EL 👀 CRITICO

SIN RASTRO (2025)
REPARTO: SCOTT EASTWOOD, KATE BECKINSALE, MATT CRAVEN, ARVIN KANANIAN, JORDAN DUVIGNEAU, ANA GOLJA, PATEN HUGHES, ROBERT FARRIOR, TALIA ASSERAF, MADDALENA VALLECCHI WILLIAMS, CRAIG PERTIZ
DIRECTOR: JAMES KENT
MÚSICA: SAM EWING
PRODUCTORA: VERTICAL ENTERTAINMENT
DURACIÓN: 110 min.
PAÍS: ESTADOS UNIDOS, ITALIA
En Stolen Girl, Kate Beckinsale se enfrenta al papel más devastador de su carrera: el de una madre que lleva más de una década buscando a su hija desaparecida. La película promete una historia de redención, sacrificio y justicia, pero termina deslizándose por un terreno ya demasiado conocido, donde el drama emocional y la acción explosiva se confunden sin encontrar un equilibrio.

El cine ha demostrado en más de una ocasión su fascinación por la figura del padre o la madre que se lanza a la oscuridad para rescatar a un hijo. Desde la venganza casi mítica de Taken hasta la pulsión redentora de Sound of Freedom, el relato del rescate infantil se ha convertido en un espejo de las ansiedades contemporáneas: la impotencia frente al mal y el deseo de restablecer un orden moral. Sin embargo, en Stolen Girl ese impulso noble se ve empañado por un guion indeciso, que oscila entre el thriller de acción y el drama social sin encontrar su voz.


La película se abre a una promesa ambiciosa —explorar la desesperación humana frente al secuestro y la trata—, pero se diluye en su propio intento de conciliar el espectáculo con la reflexión. Lo que podría haber sido un retrato conmovedor sobre la persistencia de una madre en medio del horror se convierte, por momentos, en una sucesión de escenas previsibles, incapaces de sostener la fuerza emocional que el tema exige.

Paradójicamente, los fragmentos más sinceros de la cinta surgen cuando renuncia a ser un espectáculo y permite que la historia respire. En ellos, Beckinsale muestra la fragilidad y el temple de una mujer consumida por la pérdida, recordando que sigue siendo una intérprete de peso, muy por encima del material que la rodea.
El problema radica en la falta de dirección narrativa: tres películas parecen coexistir dentro de Stolen Girl, cada una con un tono diferente. El primer acto amaga con el drama familiar; el segundo, con un thriller de rescate; y el tercero, con un intento de cierre moral. Ninguno termina de imponerse, y la historia queda suspendida entre la denuncia social y el entretenimiento.

Resulta imposible ignorar la gravedad del tema —los secuestros y la trata de menores—, una herida abierta que el cine debería abordar con mayor rigor y sensibilidad. Pero cuando una obra reduce esa tragedia a simple combustible emocional, el mensaje se pierde en el ruido del espectáculo. Stolen Girl no fracasa por falta de buenas intenciones, sino por no atreverse a elegir qué tipo de película quiere ser.

El resultado es incómodo: un filme que pretende conmover, pero que se queda atrapado en sus propias convenciones. Aun así, su mera existencia recuerda la urgencia de hablar de aquello que muchos prefieren ignorar. En tiempos en que el dolor se convierte con facilidad en producto, Stolen Girl deja flotando una pregunta inquietante: ¿puede el cine de acción ser vehículo de conciencia sin traicionar su propia naturaleza?



Comentarios

  1. Entretenido film de acción donde brilla Kate Beckinsale no por sus escenas de acción, sino en el lado dramático. El film trata el tema de los hijos secuestrados por padres o madres de diferente cultura a la occidental, y al final la moraleja es que el crio siempre coge cariño a aquel que lo cría y con los años se olvida de su vida pasada.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario