LA PELICULA FAVORITA DE DENZEL WASHINGTON DE TODA SU FILMOGRAFÍA.

 LA PELICULA FAVORITA DE DENZEL WASHINGTON DE TODA SU FILMOGRAFÍA.

En un Hollywood obsesionado con las franquicias, las secuelas y los superhéroes, Denzel Washington ha mantenido siempre una independencia casi heroica. No ha necesitado capas ni universos compartidos para convertirse en leyenda. Con nueve nominaciones al Oscar y dos estatuillas —por Tiempos de gloria y Training Day—, su nombre pertenece a esa categoría reservada a los intérpretes que trascienden las modas y los géneros.

A lo largo de más de medio centenar de películas, Washington ha encarnado figuras tan icónicas como el activista Malcolm X, el sargento Trip, el cínico detective Alonzo o el sombrío Macbeth. Sin embargo, cuando se le pregunta por el papel que más le ha marcado, no cita ninguno de ellos. Habla, con emoción contenida, de Rubin “Hurricane” Carter, el boxeador injustamente condenado a tres cadenas perpetuas cuya historia llevó al cine en Huracán Carter (1999).

El proyecto nació de un libro, El decimosexto round, que John Ketcham —uno de los productores— puso en sus manos. “Lo disfruté muchísimo, me pareció fascinante”, recordaría el actor. Tras leerlo, Washington quiso conocer a Carter en persona. “Me encontré con un hombre dulce —explicó a The Guardian—, alguien que te dirá que no cambiaría nada, porque todo lo que le ocurrió lo hizo mejor persona. Me inspiré en su calma, en su fuerza interior”.

Rubin Carter había crecido en la pobreza y alcanzado fama como aspirante al título de los pesos pesados. Todo se quebró una noche del 17 de junio de 1966, cuando tres personas murieron en el Lafayette Grill de Nueva Jersey. Dos testigos afirmaron haber visto huir a dos hombres negros en un coche blanco. Carter y su amigo John Artis, que encajaban con la descripción, fueron detenidos poco después. Aunque tenían coartadas sólidas, las pruebas circunstanciales y el testimonio de delincuentes interesados bastaron para condenarlos.

Años después se supo que aquellos testigos habían mentido a cambio de dinero. Pese a todo, un segundo juicio volvió a declararlos culpables. No fue hasta 1979, gracias a la insistencia de una joven canadiense que convenció a los abogados Leon Friedman y Myron Beldock, cuando el caso se reabrió. En 1985, un juez dictaminó finalmente que la Fiscalía había actuado de mala fe: tras dos décadas en prisión, Carter y Artis recuperaron la libertad.
Bob Dylan había inmortalizado ya su historia en la canción Hurricane, cuyos primeros versos sonaban a pura tragedia americana: “Se oyen disparos de pistola en la noche del bar…”. Washington, desde otro registro, convirtió esa misma historia en un retrato de dignidad frente a la injusticia.

“Es la película de la que más orgulloso me siento. A la altura de Malcolm X”, confesó en una entrevista con Total Film. La crítica fue unánime, pero el público no respondió del mismo modo: la cinta apenas superó su presupuesto. “El estudio no la estrenó como debía —lamentó el actor—. Se esforzaron demasiado por venderla para los Oscar y acabaron enterrándola”. Norman Jewison, el veterano director, compartía la frustración: “Estaba orgulloso de su trabajo, como debía, y se sintió traicionado por el equipo de marketing”, explicó Washington.

Con el tiempo, Huracán Carter ha ido ganando el respeto que se le negó en su estreno. Su valor no reside en los premios ni en la taquilla, sino en la serenidad con la que muestra la resistencia moral de un hombre condenado por el color de su piel y por su determinación de no rendirse.

En el fondo, quizá Denzel Washington vea en Rubin Carter un reflejo de sí mismo: un luchador que no busca la gloria, sino la verdad.



Comentarios

  1. Pienso que tiene de mucho mejores, entre ellas "El coleccionista de huesos".

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