LA AMBICION DE ELVIS PRESLEY EN EL CINE.

 LA AMBICION DE ELVIS PRESLEY EN EL CINE.

El corazón de Elvis Presley empezó a latir en Tupelo, Misisipi, un 8 de enero de 1945, y se detuvo apenas cuarenta y dos años después, dejando tras de sí un eco que aún vibra entre el rock y la leyenda. En ese breve compás de tiempo caben decenas de canciones inmortales, giras que definieron una época y un puñado de películas que intentaron, con desigual fortuna, capturar su magnetismo. Entre ellas, El barrio contra mí o Estrella de fuego, dos títulos que hoy, paradójicamente, no figuran en ninguna plataforma de streaming española: un olvido casi simbólico para un artista que soñó con ser el nuevo Marlon Brando y acabaría prisionero de su propio mito.

Porque Elvis no carecía de talento dramático; tenía algo de esa melancolía interior que el cine adora. Pero los estudios insistían en hacerlo cantar, y cuando lo arrojaban a la comedia, su interpretación desafinaba como una cuerda floja. Lo que Presley anhelaba era otra cosa: el reto, la densidad, la mirada de un actor. Y ese deseo pareció al fin alcanzarle, tardíamente, cuando Barbra Streisand le ofreció coprotagonizar el remake de Ha nacido una estrella.

Streisand lo quería a su lado no solo por el mito, sino porque entendía que juntos podían convertir la película en un fenómeno cultural. Elvis, emocionado, vio en la propuesta una última oportunidad para reivindicarse ante la cámara, demostrar que detrás del ídolo había un intérprete. Pero el destino, como tantas veces en su vida, vestía de uniforme y respondía al nombre de Tom Parker.

“El Coronel”, su mánager y carcelero, impuso condiciones imposibles: salarios desorbitados, el nombre de Elvis por encima del de Streisand y un control absoluto sobre la producción. La negociación se quebró en cuestión de días. Elvis, que no subía a un plató desde hacía más de un lustro, vio escapar el papel que podía haber cambiado su legado cinematográfico.

Barbra Streisand y él habían coincidido en Las Vegas, territorio sagrado y prisión dorada del de Tupelo. Se admiraban mutuamente. Ella veía en él al artista trágico por excelencia, y él en ella la concreción de un sueño que nunca alcanzó: triunfar en el cine con la misma autoridad con la que dominaba un escenario. Cuando el proyecto se esfumó, lo que se perdió no fue solo una película, sino la última oportunidad de ver a Elvis Presley como lo que siempre quiso ser: un actor en busca de redención.




Comentarios

  1. Elvis Presley si hubiera aceptado el papel le hubiera dado mucho mas prestigio como actor, que todo hay que decirlo era mas bien limitado, aunque hizo alguna que otra buena pelicula.

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