LAS TRAGEDIAS PERSONALES DE ROBERT REDFORD.
El cine se despide de Robert Redford, el eterno galán de mirada azul y sonrisa impecable, quien falleció este martes en su residencia en Utah a los 89 años. Para millones de espectadores, él fue la representación brillante de Hollywood, un individuo que parecía vivir eternamente en su mejor etapa, resguardado por la aura de éxito que la fama y la belleza confieren. No obstante, detrás de esa fachada de carisma y esplendor se ocultaba una vida marcada por tragedias devastadoras, sufrimientos silenciosos y cicatrices que nunca sanaron.
La primera tragedia ocurrió demasiado pronto, al inicio de su vida adulta. En 1959, recién casado con su amor universitario, Lola Van Wagenen, Redford se convirtió en padre por primera vez. Al pequeño lo nombraron Scott, pero la alegría duró solo cinco meses: el bebé falleció de manera repentina a causa del síndrome de muerte súbita. Años después, Redford recordaba ese sufrimiento con palabras que estremecen: "Éramos muy jóvenes. No sabíamos nada sobre el SMSL, así que lo único que piensas es que has hecho algo mal. Como padre, tiendes a culparte. Eso crea una cicatriz que probablemente nunca sane". El destino no mostró compasión.
Tres años después, nació James Redford, su tercer hijo, quien llegó al mundo prematuramente y presentaba serias dificultades respiratorias. Sorprendentemente, logró sobrevivir, aunque enfrentó complicaciones de salud a lo largo de su vida: intervenciones quirúrgicas, trasplantes de hígado y diagnósticos implacables. A pesar de estos desafíos, James se convirtió en cineasta y activista ambiental, cofundando junto a su padre The Redford Center, y parecía haber triunfado. Sin embargo, en 2020, la sombra regresó: falleció a los 58 años a causa de un cáncer de hígado. Profundamente afectado, Redford se refugió en su familia. "El dolor es inconmensurable tras la pérdida de un hijo", comunicó su publicista en ese momento.
Las tragedias no se detuvieron ahí. Su hija Shauna, pintora, enfrentó un episodio traumático en la década de los ochenta: su novio fue asesinado de un disparo. La joven cayó en una profunda depresión y, en un momento de gran desesperación, sufrió un accidente de tráfico que casi le costó la vida. Aunque logró recuperarse, ese golpe volvió a marcar a un padre que parecía condenado a observar cómo la adversidad acechaba a sus seres queridos. "Como padre, piensas que podrías haber hecho más. Y esa incertidumbre jamás desaparece", confesó en una ocasión posterior. La serie de pérdidas familiares se añadía a un dolor antiguo y fundamental: la muerte de su madre, Martha, cuando él tenía tan solo 18 años. Ella falleció a los 40, dejando un vacío inmenso en su vida. Redford cayó en la adicción al alcohol, abandonó sus estudios y perdió su rumbo. Fue en ese momento cuando apareció Lola, la joven católica de clase media que se convertiría en su primera esposa y en su salvación. Gracias a ella, dejó el alcohol y reanudó sus estudios en el Pratt Institute de Nueva York, donde el arte y la actuación le ofrecieron una segunda oportunidad.
Mientras experimentaba en lo personal esos reveses, su carrera profesional se catapultaba a grandes alturas. Con filmes como Dos hombres y un destino, El golpe, Memorias de África y Todos los hombres del presidente, se erigió como una figura legendaria. En 1980, realizó su debut como director con Gente corriente, trabajo que le otorgó el premio Oscar, y estableció el Instituto Sundance, un semillero para el cine independiente. Desde niño, amante de la naturaleza tras haber superado la polio a los 11 años y descubrir los paisajes de Yosemite, transformó esa devoción en un activismo comprometido. Dedico discursos y recursos a la protección del medioambiente, mientras promovía el prestigio del Festival de Sundance como un escaparate internacional. En sus últimos años, se retiró a Park City, Utah, junto a su segunda esposa, la pintora alemana Sibylle Szaggars, a quien consideraba la persona que le devolvió la capacidad de amar.
Así fue la existencia de Robert Redford: la vida de un individuo que, en el ámbito cinematográfico, simbolizaba la perfección de Hollywood, mientras que en su vida personal lidiaba con una serie de tragedias familiares. Un actor, director y activista que decidió retirarse con sutileza, como siempre había llevado su sufrimiento, y que deja tras de sí un legado inmenso, brillante y melancólico a la vez.
Comentarios
Como a todas las personas de este mundo nos tocan vivir buenos momentos pero las tragedias también aparecen o bien espaciadas en el tiempo o todas encadenadas.
ResponderEliminar