30 ANIVERSARIO DE "DOS POLICIAS REBELDES (BAD BOYS)".

 30 ANIVERSARIO DE "DOS POLICIAS REBELDES (BAD BOYS)".

Hay películas veraniegas y filmes que encapsulan la esencia del verano. Estas producciones son perfectas para disfrutar durante períodos vacacionales y otras ocasiones en las que el calor se irradia en cada fotograma. Ubicada en Miami, la película que marcó el debut de Michael Bay en el cine es una de esas piezas que te transportan a ese entorno cálido y húmedo.

Desde el primer instante, la cámara del director se desplaza a gran velocidad, como si hubiera emergido de un confinamiento, exhibiendo la playa y los rascacielos iluminados por los cielos cobrizos de la ciudad. Esta introducción actúa como una declaración de intenciones del director, cuya impronta se manifestaría en su carrera a través de ese frenesí sin restricciones.

Dos policías rebeldes se estrenaba poco tiempo después de Marea roja, un filme sobre submarinos protagonizado por Gene Hackman y Denzel Washington, producido por las figuras promotoras más influyentes de Hollywood en aquella época, Don Simpson y Jerry Bruckheimer. Sin embargo, a diferencia de esta última, dirigida por el afamado estilista del exceso Tony Scott, esta película contó con un director completamente desconocido. Con antecedentes en la publicidad y los videoclips, Bay tenía el respaldo de una carrera cosechando numerosos reconocimientos (era considerado el director más premiado de la historia) y un ferviente deseo de liderar un proyecto de acción.

Después de un intento fallido por dirigir Speed, que finalmente sería asumido por Jan de Bont, el cineasta angelino vio en la propuesta de los productores una excelente oportunidad para liberar su deseo de destrucción. El concepto era sumamente sencillo: crear una película de "buddy movie" con actores afroamericanos reconocidos en el ámbito de la comedia y llevar la narrativa al terreno de la acción intensa. De este modo, la película logró transformar su enfoque, revisitando el formato que Richard Donner había ayudado a establecer con su trilogía inicial de Arma letal.



Con Bay ya involucrado, los productores se dieron prisa en contratar a dos caras conocidas de la televisión, Martin Lawrence, quien gozaba de considerable éxito en su país gracias a la serie Martin, y Will Smith, que ya estaba triunfando con la exitosa El príncipe de Bel-Air. No había motivo para dudar en una fórmula que previamente había sido explotada por Eddie Murphy junto a Nick Nolte en Límite: 48 horas y su secuela, pero la química exhibida por estas estrellas televisivas, junto con un ritmo en los diálogos reservado solo para los mejores, marcó una diferencia notable.
Conscientes del notable potencial de este dúo cómico, los encargados de su producción se dedicaron a aprovecharlo en las secuelas posteriores, dirigiendo la narrativa hacia situaciones cada vez más extravagantes, sin desconectarse de la evolución emocional que experimentan sus personajes a lo largo del tiempo. No obstante, la película también se esfuerza por mantener un tono sombrío, que contrasta con los diálogos mencionados y las circunstancias límite, mientras que la dirección firme de Bay logra proporcionar un espectáculo cohesionado que no deja tiempo ni para un breve descanso.

La trama presenta a dos amigos inseparables, Mike Lowrey (Smith) y Marcus Burnett (Lawrence), quienes son agentes de narcóticos en el Departamento de Policía de Miami. Su misión consiste en recuperar 100 millones de dólares en heroína que han sido robada de una cámara de seguridad policial. Mientras que Asuntos Internos comienza a sospechar de un informante dentro de la unidad —y amenaza con desmantelarla—, se les impone un plazo de 72 horas para resolver el caso. Para complicar aún más la situación, también deben proteger a una testigo crucial (Téa Leoni), quien resultará ser esencial para identificar a los responsables.




A pesar del desafortunado título que recibió en nuestro país, Bad Boys logró presentarnos a una extraordinaria pareja de actores con gran versatilidad y un director magnético, conocido por polarizar a las audiencias, quien dejó aquí indicios de su talento para crear narrativas apocalípticas. Sin reparos y exhibiendo un gusto exquisito por lo exagerado en cada elemento de su puesta en escena, el cineasta se ha erigido en sinónimo de grandilocuencia a lo largo de estos treinta años, una característica que continúa expandiéndose gracias a su inagotable talento.

Solo un año después, el director de la reciente Ambulance. Plan de huida nos ofreció lo que muchos consideran su obra maestra: su adaptación de Jungla de cristal en Alcatraz, protagonizada por Sean Connery y Nicolas Cage: La roca. Una obra esencial para entender el cine de acción posterior a John McTiernan y un deleite de principio a fin que sigue siendo revisitada por nuevas generaciones. Aunque no alcanza la maestría de esta, su ópera prima se distancia de ser un mero ejercicio voluntarista, constituyendo, por derecho propio, una película cuyo impacto se sostiene a la altura de los mejores trabajos de su realizador.

Dos policías rebeldes marcó la normalización de una nueva manera de filmar la acción, desconcertante para un amplio segmento del público, que se estableció de manera definitiva y que actualmente parece haber llegado a su máxima expresión. La estética heredada del videoclip y de la publicidad de desodorante para hombres, junto con el uso de cámaras lentas y las persecuciones automovilísticas donde la premisa es 'Todo debe ser destruido', se han convertido, con el tiempo, en la firma de Bay, y esta película representa una notable carta de presentación en la que el debutante deja su huella, golpeando con fuerza sobre la mesa.




Comentarios

  1. En el momento en que dejo de dirigir Michael Bay, la saga fue cayendo en cuanto a calidad y porque no en entretenimiento.

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