VIRGINIA MADSEN SE REENCUENTRA CON SU MARIDO PERDIDO EN EL OCEANO DURANTE TRES DECADAS,... EN SU NUEVA PELICULA.
VIRGINIA MADSEN SE REENCUENTRA CON SU MARIDO PERDIDO EN EL OCEANO DURANTE TRES DECADAS,... EN SU NUEVA PELICULA.
El mar siempre vuelve, aunque cambie de forma. En The Ice at the Bottom of the World, lo hace convertido en escenario de reconciliaciones imposibles y naufragios emocionales. James C. E. Burke, productor de Afternoon Delight y 13 Conversations About One Thing y director de Aurora Borealis, dirige ahora una tragicomedia que mezcla melancolía, caos doméstico y humor absurdo, rodada entre los condados de Matthews y Gloucester, en Virginia.
La historia gira en torno a un veterano capitán de la Marina que, tras treinta y cinco años navegando, regresa a su hogar en una isla de la bahía de Chesapeake con la intención de reconciliarse con su esposa y sus hijas antes de morir. Lo que comienza como un intento de redención se transforma en un desastre monumental cuando, por accidente, derriba un avión de la Marina y desencadena una cadena de confesiones, enredos y momentos tan dolorosos como hilarantes.
El papel de la esposa recae en Virginia Madsen, acompañada por Jake Weber, Will Patton, Jon Tenney y Wes Chatham, que conforman un reparto coral donde el conflicto familiar y el amor se entrelazan con una humanidad desbordante. Seth Numrich, Emily DeForest y Elise Eberle completan el elenco.
El guion, firmado por Mark Richard —autor galardonado con el Premio PEN/Hemingway por la colección de relatos que inspira la película—, sirve como una extensión natural de su universo literario. Richard, además de adaptar sus propias historias, ejerce como productor ejecutivo junto a Chris Miller y Marc Ambrose, responsables de una producción íntegramente financiada por DisruptiveLA.
Según Miller, el film “retrata con precisión quirúrgica las relaciones familiares y la belleza imperfecta de la reconciliación”. Burke, por su parte, subraya que The Ice at the Bottom of the World “explora lo que hacemos por, contra y a causa de la familia, y cómo el amor persiste incluso entre los escombros”.
Entre el humor y la ternura, Burke construye una mirada sobre la fragilidad humana que flota entre la redención y el absurdo, mientras el paisaje costero de Virginia envuelve la historia con una atmósfera serena y llena de autenticidad.

Hacía tiempo que le había perdido la pista.
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