MARTIN SHEEN, ORGULLO GALLEGO.

 MARTIN SHEEN, ORGULLO GALLEGO.


En su pasaporte, aún puede leerse: Ramón Antonio Gerardo Estévez. Es un nombre largo, de raíces hondas, nacido entre los campos verdes y las peñas rojizas de Parderrubias, una pequeña parroquia de Salceda de Caselas (Pontevedra). Allí, en ese rincón gallego donde el apellido Estévez echó raíces, comenzó una historia que Hollywood terminaría por disfrazar.

Décadas más tarde, el mundo conocería a ese mismo hombre como Martin Sheen, rostro inmortal de Apocalypse Now o El ala Oeste de la Casa Blanca. Pero detrás del brillo y los premios —un Globo de Oro, un Emmy y una carrera de medio siglo— siempre quedó una sombra. «Es algo de lo que me arrepiento», confesó el actor en una entrevista. «No tuve el valor de mantener mi nombre verdadero».

Su decisión fue un gesto de supervivencia en un tiempo en que Hollywood presionaba para sonar “más americano”. En los años sesenta, el joven Ramón combinó el nombre del director de casting que lo ayudó, Robert Dale Martin, con el apellido del célebre obispo católico Fulton J. Sheen. Así nació Martin Sheen: un nombre fácil de pronunciar, pero difícil de llevar. «Nunca me cambié el nombre oficialmente. En mi pasaporte sigo siendo Ramón Estévez», recordaría años más tarde, como si aquel papel oficial guardara la verdad que su carrera había querido ocultar.

El peso de esa elección se aligeró con el tiempo, sobre todo al ver cómo sus hijos recuperaban el apellido perdido. El mayor, Emilio Estévez, se negó a cambiarlo cuando inició su carrera. «Su agente le recomendó usar Sheen, pero él no quiso hacerlo. Y gracias a Dios que no lo hizo», dijo su padre. Emilio fue uno de los grandes rostros del Hollywood de los ochenta, con títulos como El club de los cinco, y más tarde demostró su madurez como director en Bobby y El camino, esta última rodada en España, a lo largo del Camino de Santiago, como un homenaje íntimo a su herencia gallega.

Los otros tres hijos del actor siguieron también la senda artística. Ramón Estévez Jr. se mueve entre la actuación y la producción; Renée Estévez, la menor, apareció en El ala Oeste de la Casa Blanca; y Charlie Sheen, el más mediático —nacido Carlos Irwin Estévez—, alcanzó fama mundial en Dos hombres y medio, aunque mantuvo el apellido artístico de su padre.

«Todos mis hijos son artistas, pero Emilio es quien más se parece a mi padre», ha dicho Martin con orgullo. Quizá por eso, en cada generación, el apellido Estévez ha encontrado un modo de sobrevivir: en los créditos, en las historias o en los recuerdos.

Hoy, con más de ochenta años, Martin Sheen mira atrás con serenidad. Sabe que su éxito tuvo un precio, y que el brillo de Hollywood nunca logró borrar del todo su acento gallego. «Cuando no tienes el coraje de defender quién eres, lo acabas pagando», reconoció. Lo dice un hombre que cambió de nombre para abrirse camino, pero que con los años descubrió la verdad más sencilla: no hay éxito que valga la pena si para alcanzarlo hay que renunciar a uno mismo.



Comentarios

  1. Creo recordar que Martin Sheen rodó una pelicula por tierras gallegas, la pelicula era "El camino" y estaba dirigida por su hijo Emilio Estevez.

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