LAS AVENTURAS DE JEREMIAH JOHNSON (1972)

 EL CINE DE LOS AÑOS 70

LAS AVENTURAS DE JEREMIAH JOHNSON (1972)
REPARTO: ROBERT REDFORD, WILL GEER, ALLYN ANN McLERIE, STEFAN GIERASCH, MATT CLARK, DELLE BOLTON, JOSH ALBEE, JOAQUIN MARTINEZ, PAUL BENEDICT, RICHARD ANGAROLA, JACK COLVIN, CHARLES TYNER, TANYA TUCKER
DIRECTOR: SYDNEY POLLACK
MÚSICA: TIM McINTIRE, JOHN RUBINSTEIN
PRODUCTORA: WARNER BROS
DURACIÓN: 116 min.
PAÍS: ESTADOS UNIDOS
Hay héroes que no buscan la gloria, sino el silencio. Jeremiah Johnson pertenece a esa estirpe: un hombre que, cansado del mundo, decide desaparecer en las montañas y termina encontrando allí algo más grande que la supervivencia: la reconciliación con la naturaleza y consigo mismo.


Sydney Pollack filma su historia con una ternura insólita, casi sagrada, como si narrara una epopeya íntima, una odisea sin puertos ni regreso. Frente a la vastedad del paisaje, los gestos se vuelven más elocuentes que las palabras, y la épica se mide en resistencia, no en hazañas. Robert Redford, luminoso y contenido, ofrece aquí una de sus interpretaciones más puras. Apenas habla, pero en su mirada se intuye el peso del aislamiento, la fatiga y el asombro ante un mundo indómito. Su único compañero de verdad son las Montañas Rocosas, que Callaghan retrata con una belleza mineral y mística, mientras Pollack convierte cada plano en una oración cinematográfica. Pocas veces el western, ya en su vertiente crepuscular, ha dialogado con el paisaje de un modo tan espiritual.

Las aventuras de Jeremiah Johnson se aparta del ruido del género para buscar algo más esencial: el hombre frente a la naturaleza, la soledad frente al sentido. Como en Dersu Uzala de Kurosawa, lo que se cuenta no es una aventura sino una comunión: un aprendizaje lento donde la nieve, el bosque y el fuego son los verdaderos interlocutores. Y entonces llega ese último plano, suspendido en el tiempo: Johnson levanta la mano para saludar al jefe indio, y el gesto se congela como si el cine, de pronto, alcanzara la eternidad.

Es la consagración del héroe que ya no necesita volver. Teseo ha vencido al minotauro, pero su laberinto es el de las montañas, no el de la ciudad. Desde entonces, cada viajero que se adentre por los senderos de las Rocosas podrá imaginar, entre el rumor del viento y el crujido de la nieve, la sombra del trampero con su abrigo de pieles, erguido, solitario y en paz con los dioses de la tierra.



Comentarios

  1. Muy buen western, eso si bastante atípico, ya que nos presenta una historia que no va de enfrentamientos entre buenos y malos, o entre blancos e indios, sino que básicamente es un relato de la lucha del hombre por sobrevivir en un medio hostil y salvaje. Los mejores momentos del film esta en la relación de Redford con la joven india y el chaval huérfano.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario