LA SAGA QUE CARLOS ALCARAZ VE ANTES DE CADA TORNEO.

 LA SAGA QUE CARLOS ALCARAZ VE ANTES DE CADA TORNEO.

Carlos Alcaraz no únicamente obtiene inspiración al practicar en la cancha. También busca motivación en el séptimo arte, específicamente en una saga que ha llegado a simbolizar la lucha y la superación: Rocky. Recientemente, el tenista de la región de Murcia reveló que, antes de comenzar a disputar partidos clave, recurre a una de las escenas más icónicas de Rocky IV, aquella en la que el boxeador italoamericano encarnado por Sylvester Stallone se entrena en pleno Siberia para enfrentarse a Iván Drago.

No es sorprendente que el tenista considerado el número uno del mundo haya elegido esa película como su amuleto motivacional. Estrenada en 1985, Rocky IV se constituyó como un fenómeno cultural que trascendió lo meramente deportivo. En el contexto de la Guerra Fría, Stallone elaboró una narrativa que confrontaba a un héroe humilde, moldeado a través del esfuerzo y el sacrificio, con un adversario colosal, entrenado con tecnología avanzada, laboratorios y ciencia de vanguardia. La oposición era evidente: el corazón frente a la técnica, el esfuerzo ante la frialdad. Y, como en cualquier gran fábula, al final, la voluntad inquebrantable prevalece.

Para el deportista, esa secuencia representa un impulso poderoso. La evoca en instantes de máxima presión, tal como sucedió durante el exigente encuentro contra Tommy Paul en el Masters 1. 000 de Cincinnati, donde las inclemencias del tiempo, las variaciones en su rendimiento y la tensión del marcador lo llevaron a reinventarse repetidamente. En una conferencia de prensa, explicó que durante los intervalos se reproduce en su móvil el famoso entrenamiento de Rocky, y que dicho video le facilitó mantener la concentración hasta lograr la victoria.

La identificación con el personaje de Balboa es comprensible: el personaje de Stallone siempre ha sido un paradigma del deportista que no se rinde, que se levanta tras cada golpe y que cree firmemente que la perseverancia es más poderosa que cualquier talento innato. Este mensaje resuena profundamente con el estilo de juego de Carlos, un atleta que a la edad de 22 años ya ha experimentado el sufrimiento, la recuperación y la búsqueda de soluciones en medio de la adversidad.

Además de Rocky IV, el joven originario de El Palmar ha manifestado en múltiples ocasiones que repasa las melodías de la saga para motivarse antes de salir a competir, mostrando una especial preferencia por Eye of the Tiger, que se ha convertido en un himno de superación. Esto lo hace incluso interpretando la canción junto a su equipo técnico, en una especie de ritual previo a los partidos. "En cada día de partido, escucho tres canciones de Rocky en el coche", ha explicado.

Sin embargo, el interés cinéfilo de Alcaraz no se limita a esto. Él mismo se describe como "más aficionado al cine que a las series" y admite que aprovecha su tiempo libre durante los torneos para explorar películas clásicas. En Nueva York, por ejemplo, visionó Pulp Fiction de Quentin Tarantino y Shutter Island de Martin Scorsese.

También ha mencionado El indomable Will Hunting como una de sus películas preferidas. Este gusto sorprende a muchos dada su juventud, pero refleja una personalidad curiosa, inquieta y abierta a descubrir historias que van más allá de las tendencias actuales.

En esencia, el vínculo que une a Carlos Alcaraz con Rocky Balboa radica en un espíritu compartido: el de aquellos que sostienen que la determinación puede alterar el rumbo de los acontecimientos. Este boxeador ficticio lo evidenció en el cuadrilátero de Moscú en 1985; el tenista de El Palmar lo manifiesta cada vez que entra a la cancha y se enfrenta a un adversario decidido a despojarlo de su gloria. Ambos tienen presente que no existe máquina ni habilidad innata que pueda superar a un corazón que persiste.



Comentarios

  1. Yo recuerdo que en mi etapa universitaria y de BUP y COU antes de los exámenes solía escuchar el Where are the champions de Queen. Y si entrabas inspirado.

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