EL RODAJE MAS AGOTADOR DE LA CARRERA DE CLAUDIA CARDINALE.

 EL RODAJE MAS AGOTADOR DE LA CARRERA DE CLAUDIA CARDINALE.

A sus 24 años, en 1962, Claudia Cardinale ya contaba en su trayectoria con películas significativas como Rocco y sus hermanos, La chica con la maleta y Rufufú, cuando firmó por tres películas al año siguiente que transformarían su vida. Estas producciones no solo la catapultaron al estrellato internacional, sino que también la establecieron como un claro ícono de la belleza europea. Las tres cintas fueron La pantera rosa, Fellini, ocho y medio y El Gatopardo.

Aunque estas obras son inigualables entre sí, la primera se clasifica como una comedia absurda, la segunda como un drama surrealista y la tercera como un drama histórico. Sin embargo, en todas ellas, Cardinale se posiciona como el hilo conductor, siendo la actriz italiana objeto de admiración a nivel global.

Cardinale ha tenido numerosas oportunidades para rememorar el período de su vida que marcó un cambio significativo, y siempre recuerda con afecto los rodajes de las dos primeras películas. Contrariamente, su experiencia durante la filmación de la tercera la recuerda como una de las más arduas y agotadoras de su existencia, aunque también la considera como una de las más significativas.

El Gatopardo fue la adaptación realizada por Luchino Visconti de la aclamada novela de Giuseppe Tomasi di Lampedusa, que narra la historia de la familia del príncipe siciliano de Salina en la segunda mitad del siglo XIX, en un contexto donde la unificación de Italia alteraba la vida tranquila y decadente de la aristocracia italiana. Cardinale interpretó a la ahijada del príncipe, interpretado magistralmente por Burt Lancaster, mientras que la actuación de Alain Delon completaba un elenco que conformaba una de las parejas más impresionantes y memorables del cine.

La película se filmó mayormente en Palermo y Siracusa, con las escenas ambientadas en la mansión del príncipe rodadas principalmente en la Villa Boscogrande. Sin embargo, la secuencia más icónica del filme, la del famoso baile, se llevó a cabo en el espléndido Palazzo Valguarnera-Gangi.

No obstante, la filmación de esta secuencia fue extremadamente dura. Con una duración aproximada de 40 minutos en la versión final de la película, se requirió más de un mes para completarla. La actriz enfrentó serias dificultades, principalmente debido al peso del vestido y la rigidez del corsé, que, sumado a las elevadas temperaturas generadas por las luces, le provocaron una sudoración inaguantable. Además, explicó que le resultaba imposible alimentarse con el vestido puesto durante los descansos de la filmación y que necesitaba asistencia para ir al baño y levantarse. En una ocasión, por la prolongación del rodaje, Burt Lancaster le ofreció que se sentara a su lado a descansar; ella le respondió: «¡No puedo! Si me siento con este vestido, no puedo volver a levantarme».

El director, quien supervisó cada aspecto de la filmación con un rigor extremo, exigió que todo el vestuario se confeccionara con telas originales de la época, lo que enriqueció significativamente la presentación visual, aunque también resultó una tortura para la actriz, quien apenas podía moverse e incluso tenía dificultades para bailar.

Además, la tensión en el set de filmación entre Visconti y Lancaster era evidente, dado que el director carecía de dominio del inglés y el actor no hablaba italiano, lo que generaba en él una sensación constante de aislamiento. Fue la propia Cardinale quien actuó como intermediaria entre ambos, intentando suavizar las diferencias y defendiendo a Delon, quien solía llegar tarde a las grabaciones y ocasionalmente se distraía durante las escenas que compartía con su colega.


Aquella película fue extremadamente exigente para la actriz, aunque resultó crucial para su trayectoria, consolidándola como una de las figuras más cautivadoras del cine europeo de su época. Además, su interpretación de Angélica Sedara continúa siendo uno de los personajes femeninos más intrigantes y poderosos en la historia del cine.

La combinación de talentos en El Gatopardo, entre los cuales el de Cardinale destaca de manera singular, dio lugar a una película cautivadora que aborda temas como la decadencia, la felicidad marchita, el cierre de una era y la desaparición de un estilo de vida, todo ello presentado con belleza, inteligencia y una estética que todavía nos deja sin aliento. Se trata de una obra maestra indiscutible que, sin la participación de Claudia Cardinale, indudablemente habría perdido gran parte de su esplendor.



Comentarios

  1. Si Cardinale lo paso mal con este vestuario, uno no puede dejar de imaginarse a las mujeres de esa época embutidas en unos corsés con los que no podían ni respirar, y unos vestidos que pesaban un quintal. En fin, no se puede negar que era un vestuaria elegante pero poco practico. El Gatopardo una muy buena pelicula en la que intervenian tambien dos de las futuras estrellas del western europeo, Terence Hill y Giuliano Gemma.

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