EL OJO DEL LABERINTO (1972)

 EL CINE DE LOS AÑOS 70

EL OJO DEL LABERINTO (1972)
REPARTO: ROSEMARY DEXTER, ADOLFO CELI, ALIDA VALLI, HORST FRANK, SYBIL DANNING, FRANCO RESSEL, MICHAEL MAIEN, BENJAMIN LEV, GIGI RIZZI, PETER KRANZ, GAETANO DONATI, ELISA MAINARDI, MARIO CANTATORE, ROSITA TOROSH
DIRECTOR: MARIO CAIANO
MÚSICA: ROBERTO NICOLOSI
PRODUCTORA: TRANSEURO FILM
DURACIÓN: 95 min.
PAÍS: ITALIA, ALEMANIA
En el auge del giallo, se presenta otro representante que, aunque no es particularmente sobresaliente, tampoco es completamente irrelevante. Se trata de una narrativa intrigante centrada en una mujer que busca a su amante, un psiquiatra perverso y manipulador, en un pintoresco pueblo costero, finalizando su búsqueda en una mansión en la playa, donde se topa con una serie de sospechosos, personajes decadentes, sórdidos y cargados de secretos.

La película inicia con una cita de Jorge Luis Borges, sugiriendo audacia. Es una de esas historias con un giro sorpresivo, por lo que me esforzaré en no revelar su desenlace. Una joven algo insípida, atrayente pero aburrida (Rosemary Dexter, quien no tuvo una carrera destacable y se despoja de ropa en un par de ocasiones de manera discreta), cuya ocupación y dedicación nos son desconocidas, emprende la búsqueda de su terapeuta y posible amante, quien ha desaparecido de manera misteriosa. Su búsqueda la lleva hasta una isla típicamente mediterránea, soleada y poblada por holgazanes tomando el sol; inicialmente, un hombre bizco y de mirada hostil intenta proporcionarle un pasaporte, y posteriormente cae en las garras de Adolfo Celi, siempre dispuesto a ofrecerle su ayuda, incluso en múltiples ocasiones (cumple con ello). Este le sugiere que se dirija a una villa lujosa, donde reina Alida Valli rodeada de holgazanes, entre quienes se encuentra la curvilínea Sybil Danning, quien, desafortunadamente para sus admiradores, muestra poco. Julie, nuestra ingenua protagonista, comienza a investigar, y al descubrir que su amado Luca, el desaparecido, es en realidad Horst Frank, comienza a temer lo peor. Hay miradas despectivas, miradas de sospecha y miradas furtivas; todos observan intensamente y nadie se manifiesta, hasta que finalmente empieza a aclararse algo que ya sospechábamos, aunque lo mantendremos en secreto. . .


Mario Caiano, quien podía dirigir tanto un spaghetti como manipular un giallo, o incluso arruinar un péplum o degradar un poliziesco, dirige esta insulsa trama de intriga en el estilo de Agatha Christie (no se debe confundir con un giallo, que nadie se engañe), mal interpretada y meticulosamente fotografiada en vibrantes colores por Giovanni Ciarlo. Lo más destacado es la banda sonora jazzística de Roberto Nicolosi, algo poco habitual en la producción italiana de aquel entonces. Al parecer, goza de cierto respeto. He presenciado obras peores, sin duda, aunque tampoco es motivo para celebrar con júbilo.

El aspecto más positivo de la película reside en su similitud con otros giallos, donde se emplean la psicología y diversos traumas para desarrollar tramas macabras y engañosas, repletas de morbosidad, además de esta fusión de tipos sociales, creando una especie de novela al estilo de Agatha Christie, pero con un extra de sexualidad y sordidez extrema.

El mayor inconveniente es la protagonista, cuyas acciones a lo largo de gran parte de la película la convierten en una figura irritante e insensata, aunque su comportamiento también encuentra justificación al final.



Comentarios

  1. Es un giallo bastante flojo, donde lo único interesante es la participación de los veteranos Adolfo Celi y Alida Valli, en cuanto a ese villano de tantos y tantos spaghetti-western, Horst Frank, esta totalmente desaprovechado.

    ResponderEliminar

Publicar un comentario