TRON: ARES (2025)

 EL 👀 CRITICO

TRON: ARES (2025)
REPARTO: JARED LETO, GRETA LEE, EVAN PETERS, JODIE TURNER-SMITH, HASAN MINHAJ, GILLIAN ANDERSON, JEFF BRIDGES, ARTURO CASTRO, BRAD HARDER, CAMERON MONAGHAN, SARAH DESJARDINS, JAY DURANT, SHALYN FERDINAND
DIRECTOR: JOACHIM RONING
MÙSICA: NINE INCH NAILS, TRENT REZNOR, ATTICUS ROSS
PRODUCTORA: WALT DISNEY PICTURES
DURACIÓN: 119 min.
PAÍS: ESTADOS UNIDOS

Aunque la saga TRON nunca se ha caracterizado por una narrativa especialmente compleja, su magnetismo audiovisual continúa siendo su principal carta de presentación. TRON: Ares (2025) confirma esta tendencia con una propuesta que, sin reinventar demasiado el concepto, ofrece un espectáculo visual y sonoro más refinado que el de sus predecesoras. La música —esta vez firmada por Trent Reznor y Atticus Ross bajo el nombre de Nine Inch Nails— se adueña del metraje hasta el punto de convertir la película en una suerte de viaje sensorial continuo, casi un concierto envolvente revestido de ciencia ficción.


El protagonismo recae ahora en Ares, interpretado con solvencia por Jared Leto. El personaje, un programa cuya existencia fuera del entorno digital está limitada a 29 minutos antes de desintegrarse, emprende la búsqueda de un código perdido creado por Flynn (Jeff Bridges). Ese código permitiría que las entidades generadas en el mundo real mantuvieran una permanencia ilimitada, una aspiración que Ares adopta cuando descubre aspectos de la experiencia humana que desea conservar.

Pese a estas bases argumentales, la trama no se aleja demasiado de las líneas ya exploradas por la película de 1982 y por TRON: Legacy (2010). Lo verdaderamente destacable vuelve a ser el diseño visual, que sustituye el predominio del azul por una estética marcada por el rojo, con secuencias especialmente llamativas como la aparición del interceptor sobre la ciudad o la renovada estilización de las motos. En este sentido, la cinta no sólo sigue la línea de elegancia formal de Legacy, sino que incluso la supera en determinados momentos.

Es cierto que, para quienes nunca quedaron deslumbrados por la primera TRON —una obra tan icónica en lo visual como limitada en ritmo y profundidad—, esta nueva entrega no descubrirá territorios inéditos. Pero Ares al menos ofrece la sensación de estar mejor calibrada que su antecesora de 2010, más coherente y menos dependiente de la mera nostalgia. Como curiosidad añadida, tanto Reznor como Ross realizan un brevísimo cameo como pilotos de caza, aunque sus trajes dificultan cualquier intento de reconocerlos.

Sin grandes sorpresas finales, la película reserva una pequeña escena poscréditos que aparece apenas un minuto después de concluir la historia. Un detalle más dentro de una franquicia que, aun sin grandes giros narrativos que ofrecer, continúa encontrando su encanto en la combinación de luz, sonido y estilo.



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