TODOS LOS COLORES DE LA OSCURIDAD (1972)

 EL CINE DE LOS AÑOS 70

TODOS LOS COLORES DE LA OSCURIDAD (1972)
REPARTO: GEORGE HILTON, EDWIGE FENECH, IVAN RASSIMOV, JULIAN UGARTE, NIEVES NAVARRO, MARIA CUMANI QUASIMODO, GEORGE RIGAUD, MARINA MALFATTI, TOM FELLEGHY, DOMINIQUE BOSCHERO
DIRECTOR: SERGIO MARTINO
MÚSICA: BRUNO NICOLAI
PRODUCTORA: LEA CINEMATOGRAFICA
DURACIÓN: 94 min.
PAÍS: ITALIA, ESPAÑA
Tras el éxito comercial de La perversa señora Wardh, era inevitable que Luciano Martino intentara repetir la fórmula. Reunió de nuevo a Edwige Fenech y George Hilton, amigos cercanos y pareja icónica del giallo, junto al director Sergio Martino y al guionista Ernesto Gastaldi.


El resultado, Todos los colores de la oscuridad, se mueve más como una variación deformada de aquel primer triunfo que como una obra verdaderamente independiente. Desde su desconcertante prólogo —un amasijo de imaginería onírica entre lo perturbador y lo involuntariamente cómico— queda claro que la película volverá a sumergirse en el mundo de pesadillas, traumas y visiones que ya atormentaban a la señora Wardh. Ahora es Jane Harrison quien intenta escapar de un pasado devastador: un accidente de coche que la dejó marcada por la pérdida de su hijo aún no nacido. Fenech, siempre entregada, encarna con solvencia a esta mujer atrapada entre su frágil realidad y un subconsciente que no deja de golpearse contra ella, mientras un marido ausente y un inquietante perseguidor alimentan su espiral de incertidumbre.

Martino logra, con recursos limitados, envolver la historia en una atmósfera densa y opresiva, donde nada termina de ser sólido y cada gesto parece esconder una amenaza. Las dudas se acumulan: ¿son reales las visiones de Jane?, ¿su marido está implicado?, ¿hay secretos compartidos con la misteriosa Barbara? Cuando la trama ya parece suficientemente enroscada, irrumpe una vecina enigmática que abre un nuevo sendero… y la película se arroja al vacío. Influenciados por La semilla del diablo, Martino y Gastaldi introducen de manera abrupta una secta satánica cuyas motivaciones nunca terminan de cuajar. La película abandona así sus mejores posibilidades: el thriller psicológico, la amenaza velada, el juego de apariencias. Todo se desordena en una sucesión de escenas oníricas desconectadas, personajes desdibujados y giros que no conducen a nada, mientras la credibilidad de la protagonista se diluye entre persecuciones y gritos.

Pese al esfuerzo de Fenech, Todos los colores de la oscuridad acaba convertida en un rompecabezas que gira sin rumbo, rematado por una explicación final torpe y reductora. Una lástima: bajo su maraña había un giallo psicológico de enorme potencial.




Comentarios

  1. Lo que parecía que tenía que ser un giallo mas, el film se va tornando en un film de terror sobre sectas satánicas con misas negras incluidas. Bien Edwige Fenech que a parte de mostrar anatomía realiza una buena interpretación.

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