EL OJO CRITICO
SUEÑOS DE TRENES (2025)
REPARTO: JOEL EDGERTON, FELICITY JONES, WILLIAM H. MACY, KERRY CONDON, NATHANIEL ARCAND, CLIFTON COLLINS JR., JOHN DIEHL, PAUL SCHNEIDER, WILL PATTON, SEAN BLACKMAN, ALFRED HSING, RON FORD, JOHNNY ARNOUX
DIRECTOR: CLINT BENTLEY
MÚSICA: BRYCE DESSNER
PRODUCTORA: BLACK BEAR
DURACIÓN: 102 min.
PAÍS: ESTADOS UNIDOS
Hay películas cuyo destino parece escrito desde antes de su estreno: obras silenciosas, alejadas del ruido promocional, que exigen paciencia para revelarse y que, sin embargo, contienen en su interior una grandeza que solo el tiempo reconoce. Sueños de trenes (2025), dirigida por Clint Bentley a partir de la novela de Denis Johnson, pertenece con claridad a esa estirpe. Su aparente modestia es apenas una máscara; bajo ella late un drama de una profundidad inusual, construido desde la convicción de que lo verdaderamente importante no necesita levantar la voz.
La obra encuentra su fuerza en un ritmo meditativo que desoye la prisa contemporánea. Bentley opta por observar la vida tal como fluye, sin imposiciones ni artificios, y esa elección dota al filme de una verdad íntima. No busca captar un instante grandilocuente, sino un trayecto emocional que atraviesa la alegría más luminosa, el remordimiento más áspero y una soledad que se instala con la naturalidad de algo inevitable. Lo cotidiano adquiere aquí un poder inesperado, casi lírico, como si cada gesto mínimo pudiera contener una revelación silenciosa.
La atmósfera visual contribuye de manera decisiva a esta sensación de plenitud. Adolpho Veloso firma una fotografía de un naturalismo hipnótico, donde la cámara parece integrarse en el paisaje hasta volverse parte de él. No encuadra la realidad: la acompaña. El entorno deja de ser decorado para convertirse en un cuerpo vivo que respira con los personajes. Y sobre esta armonía se posa una banda sonora que sabe estar sin imponerse, que acompaña sin reclamar protagonismo, como un murmullo emocional que sostiene la fragilidad de cada momento.
Joel Edgerton, por su parte, ofrece una interpretación contenida y delicada, de esas que parecen brotar desde un lugar profundamente humano. Su personaje no está construido desde la exhibición, sino desde la sinceridad. Cada gesto tiene el peso exacto de una vida sencilla, marcada por heridas invisibles y pequeñas victorias que apenas dejan huella.
Quizá por todo ello Sueños de trenes sea una de esas películas que corren el riesgo de extraviarse en la sobreabundancia del presente. Pero también es una de esas obras que, sin hacer ruido, acaban situándose en un lugar privilegiado con el paso de los años. Bentley entrega un cine sereno, maduro y profundamente hermoso; un recordatorio de que, incluso entre las cenizas, aún puede surgir una chispa de esperanza. Y esa cualidad, tan escasa, es lo que convierte a esta película en una de las grandes sorpresas del año.


Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarPelicula demasiado lenta con un toque poético que versa en tono al sentimiento del dolo, la soledad y la necesidad de tener compañía en esta aventura llena de sinsabores que es la vida. Lo mejor y de largo son las interpretaciones de todo su reparto y en especial la fotografía del film.
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