FRITOS A BALAZOS (2025)

 EL OJO CRITICO

FRITOS A BALAZOS (2025)

REPARTO: KEVIN JAMES, CHRISTINA RICCI, LUIS GUZMAN, FRANCIS CRONIN, ROB GOUGH, KELLY LANDRY, MAXIMILIAN OSINSKI, TIMOTHY V. MURPHY, KELLY LYNN REITER, SOLOMON HUGHES

DIRECTOR: EDWARD DRAKE

MÚSICA: GERRY OWENS, AOIFE O’LEARY

PRODUCTORA: AMAZON MGM STUDIOS

DURACIÓN: 92 min.

PAÍS: ESTADOS UNIDOS

La última propuesta de Edward Drake no aspira a revolucionar el género, pero avanza con una seguridad agradecible: una película modesta, consciente de sus limitaciones y, sin embargo, lo bastante ágil para revelar a un director que, sin perder su sello habitual, entrega uno de los títulos más disfrutables de su filmografía. El libreto, atolondrado en ocasiones y plagado de pequeñas incongruencias, se sostiene gracias a un reparto que abraza la exageración y la convierte en virtud.

Resulta especialmente llamativo el trabajo de Kevin James, cuyo viraje hacia registros más serios encuentra aquí un terreno fértil. Su personaje combina fuerza bruta y una comicidad apenas insinuada, un equilibrio que él domina con naturalidad y que se vuelve clave para que la película respire. Las escenas en las que observa, entre perplejo y fascinado, el “desempeño” de su esposa añaden una capa de humor inesperado y muy bienvenida.

Christina Ricci, por su parte, compone uno de los roles más físicos de su carrera reciente. Lejos de su imagen de intérprete frágil o enigmática, se despliega como una auténtica máquina de repartir golpes, aportando energía y presencia en cada secuencia. A su lado, Luis Guzmán cumple como un secundario de confianza, aportando chispa y ritmo en los momentos justos.

Lo cierto es que Guns Up no pretende convencer a nadie de que es más de lo que es: un entretenimiento veraniego que encuentra su encanto en la mezcla de humor negro, acción bien rodada y una ligereza que invita a verla sin mayores exigencias. Las escenas de pelea, brutales y divertidas a la vez, están filmadas con una claridad muy superior a la media de muchos productos similares.

Sin embargo, conviene ser honesto: no estamos ante una obra destacable ni especialmente memorable. Es, simplemente, eficaz. Funcional. Cumple aquello que promete y no intenta ir más lejos. Como pasatiempo de fin de semana, resulta más que satisfactoria, siempre que el espectador acepte su naturaleza despreocupada y no busque credibilidad donde la película jamás intentó colocarla.