AMOR A LA ITALIANA (2025)

 EL OJO CRITICO

AMOR A LA ITALIANA (2025)

REPARTO: ALEX PETTYFER, EVA DE DOMINICI, TONI COLLETTE, ANDY GARCIA, ROB ESTES, JESSICA SERFATY, VINCENT RIOTTA, CHIARA IEZZI, ELIA TEDESCO, RACHEL PETLADWADA, SIMONE GENTILE, NICOLE ANSARI-COX, MATTIA SBRAGIA

DIRECTORA: MICHELLE DANNER

MÚSICA: ANDREA GUERRA

PRODUCTORA: SIGNATURE ENTERTAINMENT

DURACIÓN: 99 min.

PAÍS: ESTADOS UNIDOS

Amor a la italiana (Under the Stars, 2025) es una de esas películas que parecen diseñadas para envolver al espectador en una sensación de bienestar inmediato, apelando a los códigos más reconocibles de la comedia romántica clásica. Todo en ella resulta familiar: el viaje a un lugar idílico, la crisis vital que actúa como detonante narrativo y la promesa de que, lejos de casa, el amor puede aparecer cuando menos se espera. Italia, con su luz cálida y sus paisajes cuidadosamente fotografiados, se convierte en el gran reclamo visual de una historia que apuesta más por el encanto que por el riesgo.

Alex Pettyfer interpreta a un novelista romántico en pleno bloqueo creativo, un personaje cansado y algo desubicado que encuentra en este viaje una excusa para reencontrarse consigo mismo. Toni Collette, siempre solvente, aporta sensibilidad y una presencia serena que eleva cada escena en la que aparece. Ambos actores, veteranos y con oficio, dotan a la película de una calidez humana incuestionable, aunque el guion no siempre les permita profundizar en sus personajes más allá de lo funcional.

El principal problema de Amor a la italiana es su previsibilidad. La trama avanza siguiendo un camino demasiado conocido, con conflictos que se anuncian desde lejos y resoluciones que llegan sin verdadera tensión emocional. La química entre los protagonistas cumple, pero rara vez se transforma en esa chispa que convierte una comedia romántica en algo memorable. Todo fluye con corrección, pero sin sobresaltos, como si la película temiera incomodar o salirse del molde.

Donde el film encuentra su mejor tono es en los momentos más pausados: conversaciones nocturnas, paseos bajo las estrellas, silencios que intentan sugerir más de lo que dicen. Son instantes agradables, casi contemplativos, que refuerzan la idea de que el viaje es tanto físico como emocional. Sin embargo, esa misma calma termina jugando en su contra, ya que la película se instala en una zona demasiado cómoda, rozando en ocasiones la languidez.

En conjunto, Amor a la italiana es una propuesta amable, visualmente atractiva y sostenida por dos intérpretes sólidos, pero limitada por un guion que no se atreve a ir más allá de lo esperado. Funciona como escapismo romántico de sobremesa, ideal para dejarse llevar sin grandes exigencias, aunque difícilmente deje una huella duradera una vez se apagan las luces.