Y DESPUÉS LE LLAMARON EL MAGNIFICO (1972)

 EL CINE DE LOS AÑOS 70.

Y DESPUÉS LE LLAMARON EL MAGNIFICO (1972)
REPARTO: TERENCE HILL, GREGORY WALCOTT, YANTI SOMER, DOMINIC BARTO, HARRY CAREY JR., DAN STURKIE, ENZO FIERMONTE, DANIKA LA LOGGIA, JEAN LOUIS, RICCARDO PIZZUTI, SAL BORGESE, JOHN BARTHA
DIRECTOR: ENZO BARBONI
MÚSICA: GUIDO y MAURIZIO DE ANGELIS
PRODUCTORA: LES PRODUCTIONS ARTISTES ASSOCIES
DURACIÓN: 125 min.
PAÍS: ITALIA, FRANCIA, YUGOSLAVIA

Para muchos jóvenes de principios de los años setenta, esta película se convirtió en un verdadero sueño hecho cine. La historia, protagonizada por Terence Hill, sigue a un joven inglés educado y refinado que llega al Oeste americano tras la muerte de un compañero de tres forajidos. Su llegada provoca situaciones cómicas por sus hábitos poco convencionales para la época: hace gimnasia por las mañanas, monta en bicicleta y pelea siguiendo el boxeo británico. Sin embargo, su atractivo físico y su título de nobleza hacen que conquiste rápidamente el corazón de la hija de un ricachón malvado, y el romance se entrelaza con la acción y la venganza.


La película combina humor, peleas exageradas y justas dosis de romanticismo, con momentos en los que los abusadores reciben su merecido y los personajes se endurecen ante la adversidad. No es de extrañar que el público joven repitiera las funciones, aplaudiendo y riendo de principio a fin, llenando los cines y generando un entusiasmo que todavía hoy se recuerda con nostalgia.

Los exteriores fueron filmados cerca de Zagreb, en Yugoslavia, y ofrecen paisajes poco habituales para un western: prados verdes, ríos y lagos azul grisáceo, y precipicios por los que avanza un tren, lugares que resultan tan convincentes como los desiertos cercanos a Yuma. La ambientación logra trasladar al espectador al Oeste americano sin perder un ápice de autenticidad ni de encanto visual.

Se trata de una obra entrañable y divertida, donde Enzo Barboni, Terence Hill, Gregory Walcott y el resto del equipo entregan un producto impecable. Destaca, además, una escena final memorable —ese “The End” que captura la esencia del Oeste mientras el sol se pone— que por sí sola la hace digna de cualquier colección de grandes westerns, reafirmando que, mientras se vea el sol ocultarse, el espíritu del Oeste sigue vivo.

En general, los “spaghetti Western” buscaban recrear el Lejano Oeste en escenarios europeos o mediterráneos — desiertos, llanuras, pueblos polvorientos —, pero en este caso, el hecho de que parte del rodaje se hiciera en Yugoslavia — un contexto geográfico y visual distinto al del Oeste clásico — supone un detalle interesante: demuestra la voluntad de producir este género con recursos limitados, pero con imaginación e ingenio para evocar un universo creíble.



Comentarios

  1. Divertido western con un aire crepuscular con un Terence Hill que no reparte muchos manporros, aunque los reparte, y desenfunda como el cowboy mas rápido del Far-West, pero con un aire de lechuguino estirado, papel que lo borda por cierto. Para pasar un buen rato en familia.

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