VILLANOS DE CINE: FRANK BRAÑA

 VILLANOS DE CINE

FRANK BRAÑA

Francisco Braña Pérez (Pola de Allande, Asturias; 24 de febrero de 1934 - Majadahonda; 13 de febrero de 2012)

Francisco Braña Pérez, conocido artísticamente como Frank Braña, nació en Pola de Allande (Asturias) el 24 de febrero de 1934. Su vida, como su carrera, fue una larga travesía por los géneros más físicos del cine, desde el western hasta la acción pura, pasando por el terror y el policíaco. Con su porte rudo, su mirada intensa y un físico curtido por los años de trabajo duro, se convirtió en uno de los actores de reparto más reconocibles del cine español e internacional durante las décadas de los sesenta, setenta y ochenta.

Antes de llegar a los platós, Braña trabajó como camionero y obrero, oficios que marcaron su carácter práctico y su resistencia. Su entrada en el cine se produjo casi por azar, cuando comenzó como especialista y doble de riesgo en los rodajes del llamado spaghetti western, un género en plena ebullición en la España de los sesenta. Su habilidad con los caballos, su presencia imponente y su valentía ante el peligro lo convirtieron pronto en un rostro habitual en las producciones que se filmaban en Almería o Madrid.

Trabajó en títulos fundamentales del western europeo como Por un puñado de dólares (1964), El bueno, el feo y el malo (1966) o Hasta que llegó su hora (1968), bajo las órdenes de Sergio Leone, donde coincidió con Clint Eastwood y Lee Van Cleef. Aunque sus apariciones fueran breves, su rostro quedó grabado en la memoria de los espectadores, símbolo de un tipo de cine artesanal y físico, donde cada golpe y cada caída eran reales.

A lo largo de su carrera participó en más de 200 películas, tanto españolas como internacionales. Fue dirigido por figuras como Juan Piquer Simón, Amando de Ossorio o Eugenio Martín, y trabajó junto a estrellas del cine europeo como Tomas Milian, Fernando Sancho o Paul Naschy. En los años setenta y ochenta, Braña se consolidó como uno de los grandes secundarios del cine de acción, con presencia en filmes como Mil gritos tiene la noche, Comando Txikia, Los nuevos españoles o La noche del terror ciego.

Su estilo interpretativo era directo, físico y honesto: nunca pretendió ser una estrella, sino un obrero del cine. Representaba al profesional que sostiene las películas desde el margen, al hombre que hace creíble la dureza de un duelo, la violencia de una pelea o la tensión de una persecución.

En sus últimos años, el actor fue reivindicado por cinéfilos y festivales especializados, que reconocieron su aportación al cine de género y su condición de mito del euro-western. Falleció en Madrid el 13 de febrero de 2012, a los 77 años, dejando tras de sí un legado de honestidad y esfuerzo, y el recuerdo de una figura imprescindible del cine popular español.

Frank Braña fue, en esencia, un actor de acción en el sentido más puro del término: un hombre que convirtió el riesgo en arte y que encarnó, con cuerpo y rostro, la memoria de un cine que ya no existe, pero que aún late en cada disparo del desierto almeriense.