SISU: CAMINO A LA VENGANZA (2025)

 EL OJO CRITICO

SISU: CAMINO A LA VENGANZA (2025)
REPARTO: JORMA TOMMILA, RICHARD BRAKE, STEPHEN LANG, ANTON KLINK, EINAR HARALDSSON, TOMMI KORPELA, KASPAR VELBERG, PAARU OJA, ERKI LAUR, MAKSIM DEMIDOV, MART NURK, RIHO ROSBERG, MARTIN KORK
DIRECTOR: JALMARI HELANDER
MÚSICA: JURI SEPPA, TUOMAS WAINOLA
PRODUCTORA: COSMIC SNOWBALL
DURACIÓN: 88 min.
PAÍS: FINLANDIA

Tres años han pasado desde que Sisu se convirtiera en una pequeña sensación del Festival de Sitges, y su regreso a las salas no llega con voluntad de reinventarse, sino de afilar mejor las armas que ya conocíamos. Sisu: Camino de la venganza no busca sorprender con grandes giros, sino perfeccionar una fórmula que funciona gracias a su fisicidad, su ritmo seco y su devoción por la acción directa.

Estamos ante una película que habla poco y hace mucho. De hecho, hace aún menos concesiones al diálogo que su predecesora y reduce su duración, una decisión tan coherente como celebrable. El resultado es un largometraje casi mudo, heredero espiritual del slapstick clásico —Chaplin, Keaton— pero bañado en pólvora, sangre y un sentido del humor macabro que roza el gore sin perder nunca la claridad narrativa.


La historia vuelve a poner en marcha al “hombre que se niega a morir”, esta vez enfrentado a un pasado que se niega a quedarse enterrado. El regreso a la casa familiar, escenario de una tragedia bélica, da pie a uno de los arranques más insólitos de la película: el protagonista desmonta la vivienda pieza a pieza, la carga en un camión y decide reconstruirla en un lugar seguro, como homenaje silencioso a los suyos. Cuando el responsable de aquella masacre —un comandante del Ejército Rojo— reaparece con intención de rematar su obra, la película se lanza a una persecución feroz que atraviesa el país sin levantar el pie del acelerador.

Donde la secuela marca una diferencia clara es en la escala. El presupuesto se nota doblado y Helander lo invierte con inteligencia: explosiones reales, set pieces más elaboradas, una secuencia aérea especialmente memorable y pequeños hallazgos visuales —como el uso de un cuchillo oculto en un momento clave— que evitan la sensación de repetición. Ninguna escena de acción resulta redundante o fatigosa; todas avanzan con precisión quirúrgica.
Las comparaciones con John Wick siguen siendo inevitables. Si la primera Sisu podía verse como un equivalente rudo y salvaje de la saga de Chad Stahelski, esta segunda entrega se acerca más a lo que John Wick: Pacto de sangre supuso para su franquicia: más ambición, más músculo y un ritmo más pulido. Incluso hay algo de Mad Max trasladado a paisajes bálticos, con enemigos que cambian de uniforme —de nazis a soviéticos— pero no de función narrativa.

Es cierto que Sisu: Camino de la venganza no propone nada radicalmente nuevo. Habrá quien despache la experiencia como “más de lo mismo”. Y, sin embargo, es precisamente en ese “lo mismo” donde la película mejora: mayor dinamismo, acción mejor coreografiada y un elenco antagonista con rostros reconocibles como Stephen Lang o Richard Brake, que aportan presencia y carisma al conjunto.

No es necesario haber visto la primera entrega para disfrutar de esta. La película se sostiene sola como un divertimento puro, una experiencia cinematográfica directa y eficaz que deja una sonrisa al terminar. Queda incluso el deseo de ver a Jalmari Helander completar una trilogía. Imaginar nuevos enemigos es tentador —¿otros países, otros conflictos?— aunque todo indica que Sisu, fiel a su carácter, preferiría seguir defendiendo su Finlandia natal antes que abandonar su tierra.



Comentarios

  1. El cine es entretenimiento, y este film cumple con creces esta afirmación, es para coger unas palomitas y disfrutar de ellas mientras se disfruta de esta pelicula, que es acción pura, no hay un momento para el aburrimiento, tiene un villano malísimo y de protagonista un héroe en toda la regla; con escenas de acción brillantes. Muy buena a la altura de la primera entrega.

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