SERES OSCUROS DE LAS NAVIDADES Y EL CINE: KRAMPUS: CUANDO LA NAVIDAD MIRA A LAS SOMBRAS.

 SERES OSCUROS DE LAS NAVIDADES Y EL CINE: KRAMPUS: CUANDO LA NAVIDAD MIRA A LAS SOMBRAS.


Entre los seres oscuros del imaginario invernal europeo, ninguno ha encontrado un acomodo tan fértil en el cine moderno como el Krampus, esa contracara demoníaca de San Nicolás que desciende de los Alpes para castigar a quienes se han desviado del buen comportamiento. En el folclore ya era una figura inquietante —mitad cabra, mitad demonio—, pero el cine lo transformó en un emblema de un subgénero muy particular: la Navidad perversa, ese territorio donde las luces y los villancicos se entrelazan con el horror.

Aunque aparecía de forma esporádica en cortometrajes y producciones de bajo presupuesto, su irrupción rotunda se produjo con Krampus (2015), la película de Michael Dougherty. El filme entendió algo esencial: que el terror navideño no necesita romper con la estética del cuento, sino contaminarla suavemente. Dougherty convirtió al Krampus en una presencia casi mitológica, que avanza entre ventiscas y tejados nevados, como un eco maligno del espíritu festivo. El resultado fue una mezcla deliciosa de humor negro, fábula macabra y crítica al consumismo navideño.

Tras ese estreno, la criatura encontró un espacio propio en el audiovisual. Apareció en antologías de terror como A Christmas Horror Story o en numerosas producciones independientes que comenzaron a explorar su figura con diversas tonalidades: desde el gore festivo hasta la sátira grotesca. En todas ellas se mantiene una constante: el Krampus funciona como recordatorio de que la Navidad no es sólo un refugio emocional, sino también un espejo que revela deseos, culpas y fracturas familiares.

En términos simbólicos, el cine lo ha utilizado como el guardián oscuro de los valores perdidos, una fuerza que castiga la falta de unión, el egoísmo o la indiferencia. Es, en definitiva, el contrapeso perfecto para Santa Claus, una criatura que devuelve al mito navideño su textura más ancestral y pagana, donde la nieve no sólo ilumina, sino que también oculta peligros.



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