PUÑALES POR LA ESPALDA: DE ENTRE LOS MUERTOS (2025)

 EL OJO CRITICO

PUÑALES POR LA ESPALDA: DE ENTRE LOS MUERTOS (2025)
REPARTO: DANIEL CRAIG, JOSH O’CONNOR, GLENN CLOSE, JOSH BROLIN, MILA KUNIS, JEREMY RENNER, KERRY WASHINGTON, ANDREW SCOTT, CAILEE SPAENY, DARYL McCORMACK, THOMAS HADEN CHURCH, ANNIE HAMILTON
DIRECTOR: RIAN JOHNSON
MÚSICA: NATHAN JOHNSON
PRODUCTORA: LIONSGATE
DURACIÓN: 144 min.
PAÍS: ESTADOS UNIDOS
Resulta curioso comprobar cómo Puñales por la espalda: De entre los muertos intenta mantener la apariencia de ingenio y sofisticación que caracterizó a su primera entrega mientras se adentra, paradójicamente, en un terreno mucho más discursivo y menos inspirado. El largometraje se presenta como un enigma construido con esmero, pero pronto queda claro que la investigación criminal queda relegada a un segundo plano frente a un prolongado debate sobre la fe que Rian Johnson fuerza hasta convertirlo en eje de la narrativa. Benoit Blanc, antaño detective cuyos métodos y carisma sustentaban el relato, se ve ahora convertido en portavoz involuntario de un guion más doctrinal que detectivesco.


El intento de equilibrar humor y reflexión tampoco termina por cuajar. La película insiste en un chascarrillo continuo que, lejos de aportar frescura, erosiona el peso de una trama que ya de por sí avanza con fragilidad. Los diálogos, extensos y con vocación de ingenio, se diluyen tras los primeros compases. La fórmula, otrora ingeniosa, se siente fatigada; y las comparaciones con Hércules Poirot suenan incluso caprichosas para cualquiera que haya frecuentado a Agatha Christie con un mínimo de rigor.

Mientras tanto, el conjunto de sospechosos —pieza esencial de cualquier whodunit— resulta sorprendentemente derivativo. Más que personajes con vida propia, parecen ecos reciclados de la primera entrega, sombras que reproducen patrones ya vistos sin aportar matices nuevos. En este sentido, la película se esfuerza por crear un mosaico de sospechas y engaños, pero la falta de profundidad en los secundarios atenúa la tensión y reduce el encanto del juego deductivo.

Por fortuna, el reparto principal ofrece la solidez que el libreto no termina de proporcionar. Daniel Craig vuelve a dotar a Blanc de presencia y humor; O’Connor, Close y Brolin aportan empaque, energía y una química que sostiene buena parte del metraje. Técnicamente, el film cumple con lo esperable de una producción de alto presupuesto: fotografía elegante, escenografía cuidada y una puesta en escena competente que acompaña el relato sin deslumbrar.

En cuanto al misterio, la arquitectura dramática es coherente y las pistas están distribuidas con cierta habilidad. El espectador atento podrá sospechar, pero difícilmente logrará anticipar el conjunto de la resolución, lo cual mantiene vivo el espíritu del género. Sin embargo, tras más de dos horas de giros, conversaciones alargadas y humor reiterado, el desenlace deja una sensación amarga: no por lo que revela, sino por la escasa contundencia con la que llega.

La película se disfruta a ratos, entretiene y posee destellos de ingenio, pero en su intento de ser más profunda parece alejarse del equilibrio que hizo memorable al primer Puñales por la espalda. Cuando finalmente se desvela la verdad, uno sale de la sala con la incómoda impresión de que el puñal no llegó a hundirse donde debía… salvo, quizá, en la confianza del espectador que acudió convencido por las exageradas loas de cierta crítica complaciente.



Comentarios

  1. El comienzo de la pelicula esta realmente bien, hasta que toma el mando Daniel Craig, con una interpretacion sobrecargada poco a poco va lastrando el film. Es mejor que la segunda entrega, pero muy inferior a la primera. Lo mejor, Josh O'Connor y Glenn Close.

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