NETFLIX COMPRA WARNER BROS.
La industria del entretenimiento amaneció sacudida tras confirmarse que Netflix integrará en su estructura a Warner Bros. Discovery, una operación valorada en 82.700 millones de dólares que redefine de inmediato el equilibrio del mercado audiovisual. Lo que hasta hace poco parecía un escenario impensable —el líder del streaming absorbiendo a uno de los estudios históricos de Hollywood— pasa ahora a ser el eje de una reconfiguración global sin precedentes.
Las declaraciones de los máximos responsables de ambas compañías subrayaron el alcance simbólico de la fusión. Ted Sarandos, codirector ejecutivo de Netflix, celebró la oportunidad de sumar al catálogo de la plataforma un patrimonio que abarca desde Casablanca o Ciudadano Kane hasta la saga Harry Potter, además del conjunto de producciones que han marcado la identidad de HBO, como Los Soprano, Juego de Tronos, The Wire o The Last of Us. Según sus palabras, esta unión refuerza la aspiración de «entretener al mundo» con una oferta que combina clásicos, fenómenos contemporáneos y aquellos títulos que ya definen la cultura popular de la compañía, de Stranger Things a El juego del calamar.
David Zaslav, al frente de Warner Bros. Discovery, incidió en una idea similar: la de reunir dos tradiciones de narrativa audiovisual para hacerlas llegar a un público aún más amplio. El mensaje, compartido en un comunicado conjunto, posiciona la operación no solo como un movimiento corporativo, sino como la síntesis de dos legados que, hasta ahora, habían competido en frentes muy distintos.
El camino hasta este desenlace ha estado marcado por una puja intensa. Paramount Skydance y Comcast también formularon ofertas, iniciándose la batalla en octubre con una propuesta de Paramount cifrada en 24 dólares por acción para adquirir el total de la compañía. Las sucesivas rondas elevaron la tensión hasta que, en la última, celebrada el 1 de diciembre y restringida a una parte del conglomerado, Netflix se impuso con 27,75 dólares por acción. Paramount llegó a denunciar un proceso sesgado, alegando favoritismo hacia su mayor rival en el terreno del streaming.
Con la incorporación del Universo DC, la saga Harry Potter y una parte esencial del cine clásico y moderno, Netflix no solo amplía su catálogo: redefine el mapa del poder audiovisual. La operación supone un antes y un después en la pugna por el dominio del entretenimiento global.
Un paso adelante en la muerte del cine tal y como lo hemos conocido hasta ahora.
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