MR. BURTON (2025)

 EL OJO CRITICO

MR. BURTON (2025)

REPARTO: TOBY JONES, HARRY LAWTEY, LESLEY MANVILLE, STEFFAN RODHRI, AIMEE-FFION EDWARDS, ANEURIN BARNARD, HANNAH NEW, CARYS BOWKETT, OSIAN MORGAN, RICHARD ELFYN, MALI O’DONNELL

DIRECTOR: MARC EVANS

MÚSICA: JOHN E.R. HARDY

PRODUCTORA: PROMISE PICTURES

DURACIÓN: 124 min.

PAÍS: REINO UNIDO

Antes de que Richard Burton se convirtiera en una figura descomunal del teatro y el cine, hubo un joven marcado por el origen humilde, la inseguridad y una ambición aún sin pulir. Mr Burton se detiene precisamente en ese territorio previo a la leyenda, construyendo un relato que rehúye la épica para centrarse en el proceso íntimo de formación, en ese momento frágil en el que el talento todavía puede perderse por el camino.

La película adopta la forma de un relato de aprendizaje clásico, donde el descubrimiento de una voz propia va de la mano de la influencia decisiva de un mentor. El vínculo entre Richard y Philip Burton se convierte en el verdadero corazón del film: una relación compleja, atravesada por el afecto, la disciplina férrea y una exigencia que roza a veces la severidad. Es ahí donde la historia encuentra su mayor verdad, al sugerir que el talento, por sí solo, no basta sin una guía capaz de canalizarlo.

Marc Evans dirige la película con una sobriedad muy británica, apostando por un tono contenido y observacional. No hay aquí grandes gestos formales ni escenas diseñadas para el lucimiento; el cineasta prefiere acompañar al personaje en silencio, observarlo crecer bajo el peso de las expectativas y de una clase social que parece dictar de antemano su destino. Esta contención aporta elegancia y coherencia al conjunto, aunque en determinados momentos también juega en contra del relato, que se siente excesivamente prudente, casi demasiado respetuoso con su propio material.

Resulta paradójico que una película dedicada a una figura tan intensa y volcánica como Burton opte por un pulso tan medido. Falta, en ocasiones, ese estallido emocional que haga vibrar el relato y lo acerque a la dimensión apasionada que definió al actor en su madurez. El film observa, comprende y acompaña, pero rara vez se desborda.

En el apartado interpretativo, Harry Lawtey compone un joven Richard Jenkins lleno de matices, capturando la tensión entre arrogancia y vulnerabilidad sin caer en la imitación fácil. Su trabajo se apoya en la presencia firme y sobria de Toby Jones, que encarna a Philip Burton con una autoridad contenida, construyendo una figura paternal donde la admiración y la dureza conviven en un delicado equilibrio.

La puesta en escena refuerza ese tono discreto. La fotografía, dominada por grises y ocres, retrata con sensibilidad el paisaje industrial del sur de Gales, subrayando la distancia entre el mundo del que Richard procede y aquel al que aspira. El montaje, clásico y lineal, se pone al servicio del crecimiento del protagonista sin interferir en el desarrollo emocional.

Mr Burton termina siendo un retrato cuidado, sensible y bien interpretado de los orígenes de un gran actor. Una película honesta y elegante, más interesada en la contemplación que en la exaltación, que se queda a medio camino entre el respeto biográfico y la necesidad de mayor intensidad. Un film correcto y valioso, aunque demasiado contenido para alcanzar la grandeza de la figura que retrata.