LA ACTRIZ QUE PERDIO SU PAPEL PROTAGONISTA EN "REGRESO AL FUTURO" POR SER DEMASIADA ALTA.
Mucho antes de que Regreso al futuro se convirtiera en un fenómeno mundial, su rodaje ya había vivido un viaje temporal propio. El despido de Eric Stoltz en enero de 1985 obligó a Robert Zemeckis a rebobinar la producción: treinta y cuatro días perdidos, casi cuatro millones de dólares evaporados y un equipo entero recomenzando desde cero. Afortunadamente, allí estaban Steven Spielberg y Sid Sheinberg para sostener económicamente aquel caos que, visto en perspectiva, acabaría siendo una inversión prodigiosa.
Pero el cambio de protagonista no afectó únicamente al presupuesto. Con la llegada de Michael J. Fox, otro miembro del reparto vio cómo su participación se desvanecía sin remedio. Melora Hardin —hoy recordada como Jan Levinson en The Office— estuvo a punto de encarnar a Jennifer Parker, la novia de Marty. Su papel parecía asegurado, hasta que un detalle inesperado se convirtió en un obstáculo insalvable: era más alta que el nuevo protagonista.
Fox no esconde, ahora, lo doloroso que le resultó que ese prejuicio recayera sobre ella. Durante su juventud, confiesa, crecer en un cuerpo menudo lo convirtió en blanco fácil. “Aguanté muchos chistes por ser bajito”, recuerda. Aquello le benefició en su etapa como actor adolescente, permitiéndole interpretar a chicos más jóvenes, pero se transformó en un problema cuando buscaba papeles románticos: cada centímetro de diferencia contaba.
La situación en el rodaje no ayudó. Zemeckis, desconcertado, tanteó la posibilidad de mantener a Hardin a pesar de la diferencia de estatura… hasta que consultó a las mujeres del equipo. Según relata Fox, ellas fueron tajantes: en el imaginario del instituto norteamericano, la chica alta y espectacular rara vez se queda con “el chico bajito y mono”. Con ese argumento, el director decidió reemplazar a la actriz, que desapareció del proyecto sin haber filmado una sola escena junto a Fox. Claudia Wells tomó entonces el relevo, aunque solo temporalmente: la secuela traería un nuevo cambio y Elisabeth Shue ocuparía el papel a partir de Regreso al futuro II.
Para Fox, la experiencia fue doblemente dura. No solo vivió el torbellino del rodaje —compaginaba la película con los episodios de Enredos de familia, trabajando hasta la madrugada y durmiendo apenas unas horas—, sino que también vio cómo una compañera perdía una oportunidad que, insiste, él habría defendido de haber podido intervenir.
Mientras Hardin quedó relegada a papeles menores en títulos como Águila de acero, la saga de Zemeckis siguió su ascenso legendario. Detrás del éxito, sin embargo, quedaron los rastros de un rodaje turbulento, decisiones complicadas y una certeza que Fox reconoce con pesar: a veces, incluso en Hollywood, la estatura puede pesar tanto como el talento.

Michael J. Fox era un actor bajito, como lo eran entre otros Alan Ladd, y claro lo tenía que disimular colocándose al lado de personas de su misma altura o mas bajitas que él. Fue una lastima para esta actriz que muy posiblemente este papel le hubiera cambiado su carrera.
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