EL PAIS EUROPEO QUE LLEVA MAS DE 60 AÑOS EMITIENDO POR NOCHEBUENA LA MISMA PELICULA.

 EL PAIS EUROPEO QUE LLEVA MAS DE 60 AÑOS EMITIENDO POR NOCHEBUENA LA MISMA PELICULA.


En el mapa de las tradiciones navideñas europeas, Suecia guarda una de las más singulares y, al mismo tiempo, más reveladoras de su relación con la memoria colectiva. Cada 24 de diciembre, cuando la tarde avanza y las casas se llenan de preparativos, el país entero parece detenerse frente al televisor para asistir a un ritual inmutable: la emisión de El Pato Donald y sus amigos te desean una Feliz Navidad. No es un simple programa; es, desde hace décadas, la señal oficial de que la Navidad ha comenzado.

La costumbre se remonta a los años sesenta, cuando la televisión pública SVT incorporó el especial a su programación de Nochebuena. Desde entonces, el gesto se ha repetido sin apenas variaciones, como si el tiempo no tuviera permiso para alterar lo que funciona. Las cifras que rodean la emisión hablan por sí solas: durante su emisión, el uso de datos móviles desciende de forma notable y las llamadas a los servicios de emergencia también se reducen, como si el país entero entrara en una especie de pausa compartida. Entre el 40 y el 50 % de la población, dependiendo del año, sintoniza el canal público, convirtiéndolo en uno de los eventos televisivos más vistos de toda la temporada.

El protagonista de esta ceremonia doméstica no es otro que el temperamental Pato Donald, figura esencial del universo Disney y compañero inseparable de Mickey Mouse. Año tras año, su presencia consigue reunir a generaciones enteras frente a la pantalla, desde niños que descubren los cortos por primera vez hasta adultos que regresan, casi sin darse cuenta, a su propia infancia. No es tanto el personaje en sí como lo que representa: una continuidad emocional que atraviesa décadas.

El especial se articula alrededor de From All of Us to All of You, una pieza creada en 1958 y presentada originalmente por Pepito Grillo. A través de ella se encadenan fragmentos de cortometrajes y largometrajes de Disney producidos entre los años treinta y sesenta, una selección que funciona como cápsula del tiempo. Cada escena, cada melodía y cada gag despiertan recuerdos familiares, salones compartidos y Navidades pasadas que parecen volver intactas.

Que esta tradición haya despertado la curiosidad de otros países no resulta extraño. En una época dominada por el consumo fragmentado y las pantallas individuales, Suecia sigue apostando por una experiencia colectiva, casi ceremonial, sostenida por la televisión pública. Un acto sencillo, sin grandes artificios, que demuestra el poder de la repetición y del imaginario común.

Así, un año más, SVT volverá a emitir el especial en Nochebuena, fiel a una costumbre que ya ha superado los sesenta años. Puede que cambien los tiempos, las tecnologías o las modas, pero en Suecia, mientras el Pato Donald aparezca en pantalla, la Navidad seguirá teniendo el mismo comienzo.



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