ALEC BALDWIN ESTUVO AL BORDE DEL SUICIDIO TRAS LA TRAGEDIA DE "RUST".

 ALEC BALDWIN ESTUVO AL BORDE DEL SUICIDIO TRAS LA TRAGEDIA DE "RUST".


Alec Baldwin ha puesto palabras, por primera vez con una crudeza poco habitual en él, a uno de los periodos más devastadores de su vida. Tras ser imputado por segunda vez por la muerte de la directora de fotografía Halyna Hutchins durante el rodaje de Rust en 2021, el actor se vio sumido en una oscuridad que llegó a poner en cuestión su propia voluntad de seguir adelante.

Baldwin describe esos meses como una caída lenta y profunda. El golpe no fue solo legal o profesional, sino íntimo y familiar. Habla de sus hijos observándolo inmóvil, sentado en un rincón, incapaz de reaccionar. Durante cerca de un año, su estado mental fue tan frágil que necesitaba dormir siestas a diario, como si el cuerpo y la mente buscaran desconectarse del peso de la realidad. Asegura que el impacto lo atravesó por completo: en lo espiritual, en lo económico, en lo profesional y en la salud. Desde aquel 21 de octubre de 2021, confiesa, siente que ha perdido al menos una década de vida.

En ese contexto, los pensamientos suicidas llegaron a instalarse de forma persistente. Baldwin admite haber alcanzado ese punto límite en el que uno desea no despertar al día siguiente. Lo que lo sostuvo, explica, fue su familia y una fe que apareció casi como último anclaje. No habla de una salida heroica ni de una revelación luminosa, sino de un gesto mínimo de resistencia: no hacerlo.

El actor también se detiene en el proceso judicial, del que salió finalmente sin cargos. Defiende que la producción cumplía las normativas sindicales habituales de Hollywood y se muestra especialmente crítico con la actuación de los fiscales de Nuevo México, a quienes acusa de haber querido convertir el caso en un espectáculo mediático. Agradece, eso sí, la intervención del juez que acabó desestimando el proceso y cerrando definitivamente la posibilidad de un nuevo juicio.

En la conversación hay espacio para mirar atrás a otras etapas de su carrera, como su prolongado paso por Saturday Night Live, donde dio vida a Donald Trump durante cuatro años. Baldwin reconoce que no siempre disfrutó de esa etapa, pero que la sostuvo por lealtad y amistad hacia Lorne Michaels. Reflexiona también sobre el estado actual de la comedia, a la que percibe cada vez más agresiva y maliciosa, y sostiene que la sátira en torno a Trump ha llegado a un punto de agotamiento.

Lejos del chiste o la caricatura, Baldwin insiste en mirar al expresidente desde un ángulo humano. Asegura no compartir ninguna de sus ideas, pero considera reveladora su reacción frente a la humillación pública. Para él, ahí hay una pregunta incómoda que trasciende la política: cómo responde cada persona cuando es herida, si desde la resiliencia o desde el resentimiento.

Al final, Baldwin parece menos interesado en la comedia política que en lo que viene después. Cree que el foco debería desplazarse hacia los procesos electorales y las decisiones colectivas que están por llegar. Sus palabras, marcadas por el desgaste y la introspección, dibujan el retrato de un hombre que ha sobrevivido a uno de los episodios más duros de su vida, no sin cicatrices, pero con la voluntad de seguir adelante, incluso cuando hacerlo no parecía una opción clara.



Comentarios

  1. Normal que se le nuble la cabeza al ver que todo el mundo le giro la espalda.

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