EL CINE DE LOS AÑOS 70
MILAN, CALIBRE 9 (1972)
REPARTO: GASTONE MOSCHIN, BARBARA BOUCHET, MARIO ADORF, FRANK WOLFF, LUIGI PISTILLI, IVO GARRANI, LIONEL STANDER, PHILIPPE LEROY, MARIO NOVELLI, GIUSEPPE CASTELLANO, SALVATORE ARICO, FERNANDO CERULLI
DIRECTOR: FERNANDO DI LEO
MÚSICA: LUIS ENRIQUEZ BACALOV, OSANNA
PRODUCTORA: DAUNIA FILM
DURACIÓN: 102 min.
PAÍS: ITALIA
Para Quentin Tarantino, pocas películas han ejercido tanta influencia como este thriller italiano, al que él mismo considera el mejor del género. No es difícil comprender por qué: la cinta comparte con Pulp Fiction —esa obra maestra de ritmo eléctrico y violencia contenida— una pulsión estética y narrativa que parece anticipar el universo del director estadounidense.
Desde su primera secuencia, la película respira ese aire de elegancia sucia tan propio del cine setentero europeo. Hay algo en los decorados, en los encuadres precisos y en la iluminación burdeos de los interiores que conecta de forma directa con el cine de Tarantino. Basta observar los sofás “Chester” del apartamento de la amante, la composición del club nocturno o el encuadre de la bolera para sentir que, de algún modo, Pulp Fiction germinó aquí, en esta historia anterior y menos conocida. Su protagonista, Ugo Piazza —interpretado con fría contundencia por Gastone Moschin, quien años después sería Don Fanucci en El Padrino II— encarna al antihéroe clásico: tosco, violento, impenetrable. Su figura evoca al boxeador interpretado por Bruce Willis en Pulp Fiction, ambos movidos por la fatalidad y una cierta resignación ante la violencia. Incluso la sensual escena de baile de su amante en el club tiene ecos del hipnótico número de Salma Hayek en Abierto hasta el amanecer, aunque sin serpiente ni artificio. Quizá por eso Tarantino quedó fascinado con la película en su juventud: porque encontró en ella una violencia sincera, sin ironía, y una estética que luego convertiría en seña de identidad.
Esta joya del cine europeo —oscura, magnética y de ritmo impecable— es un recordatorio de cuánto debe el cine moderno a ciertas obras que el tiempo ha dejado en los márgenes. Y también de que, aunque el género criminal atraviese horas bajas (con excepciones notables como Infiltrados de Scorsese), todavía hay películas capaces de devolverle su antigua grandeza.


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