EL 👀CRITICO
LA MANO QUE MECE LA CUNA (2025)
REPARTO: MAIKA MONROE, MARY ELIZABETH WINSTEAD, RAUL CASTILLO, RIKI LINDHOME, MARTIN STARR, MILEIAH VEGA, SHANNON COCHRAN, E.R. RUIZ, ARABELLA OLIVIA CLARK, ELENA CAMPBELL-MARTINEZ, LISA DEMPSEY
DIRECTORA: MICHELLE GARZA
MÚSICA: ARIEL MARX
PRODUCTORA: 20TH CENTURY STUDIOS
DURACIÓN: 110 min.
PAÍS: ESTADOS UNIDOS
A veces los remakes encuentran su auténtica justificación no en superar a sus predecesores, sino en reinterpretarlos desde una sensibilidad distinta. Ese parece ser el objetivo de Michelle Garza, directora mexicana que asume con firmeza la tarea de actualizar The Hand That Rocks the Cradle, un clásico del thriller doméstico de los años noventa. Su mirada se aleja del simple calco y busca un tono más frío, más contemporáneo, casi glacial en algunos momentos.
Lo más destacable, sin embargo, no proviene de las decisiones formales, sino del pulso interpretativo de sus protagonistas. Maika Monroe y Mary Elizabeth Winstead sostienen la tensión con un duelo pausado pero constante, donde cada mirada, cada gesto y cada silencio hace avanzar la historia con más fuerza que el propio guion. Esa confrontación psicológica entre ambas convierte la película en un campo de batalla íntimo, incómodo y absorbente. Raúl Castillo completa el triángulo interpretativo con sobriedad, aportando un contrapunto que se agradece.
La premisa es bien conocida: una familia acomodada decide contratar a una niñera, Polly Murphy, cuya presencia empieza a revelar un trasfondo inquietante. No obstante, Garza introduce cambios significativos que buscan anclar la narración al presente. Entre ellos, un detalle nuevo respecto a la versión original: la película incluye varios fragmentos grabados desde dispositivos domésticos de vigilancia, no solo como recurso visual, sino como mecanismo narrativo para subrayar el tema del control y la vulnerabilidad tecnológica en los hogares actuales.
Si bien la cinta no pretende revolucionar el género ni sustituir en la memoria colectiva a la obra de 1992, sí consigue equilibrar respeto y renovación. Garza imprime personalidad a las secuencias más tensas, donde demuestra una notable habilidad para manejar el suspense sin recurrir a excesos. En esos instantes la película encuentra su verdadera identidad, una que combina atmósferas densas con un enfoque contemporáneo de la amenaza doméstica.
En definitiva, este remake no sobresale, pero tampoco tropieza. Su propuesta es honesta y consistente: un thriller psicológico de contornos bien definidos, impulsado por el magnetismo de dos grandes actrices y envuelto en una capa de inquietud que funciona sin estridencias. Una opción más que digna para quienes disfrutan del género y buscan una variación actualizada de un relato ya conocido.


Remake de la pelicula protagonizada en su día por Rebecca de Mornay. esta nueva versión con un lavado de cara a los tiempos que corren es muy inferior a la original, ya sea por los actores, el tratamiento de los personajes y el estilo narrativo; y claro en esta nueva entrega no podía faltar el mensaje woke.
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