EL ACTOR QUE TUVO QUE REPETIR UNA TOMA 46 VECES POR LLEGAR BORRACHO EN UN FILM DE STEVEN SPIELBERG.

 EL ACTOR QUE TUVO QUE REPETIR UNA TOMA 46 VECES POR LLEGAR BORRACHO EN UN FILM DE STEVEN SPIELBERG.


En la memoria colectiva del cine abundan los relatos de rodajes caóticos, días tensos y actores incapaces de ceñirse a las reglas del juego. Marilyn Monroe fue, quizá, el ejemplo más icónico de esa indisciplina envuelta en glamour: llegaba tarde, olvidaba el texto y obligaba a repetir las tomas una y otra vez, desesperando incluso a un director tan paciente como Billy Wilder. Pero hay otros episodios, menos dorados, en los que la falta de control no tuvo nada de legendario. Uno de ellos lo ha recordado recientemente Colin Farrell durante su paso por el late show de Stephen Colbert, al evocar un rodaje que terminó convertido en una pesadilla personal.

Corría el año 2002 y Farrell rodaba Minority Report, el thriller futurista de Steven Spielberg junto a Tom Cruise. Por aquel entonces, el actor irlandés ya lidiaba con un consumo excesivo de alcohol que más tarde le llevaría varias veces a rehabilitación. “Fue uno de los peores días que he tenido en un set”, confesó. “Era mi cumpleaños, el 31 de mayo, y había suplicado que no me hicieran trabajar ese día. ¿A quién se le ocurre pedir eso en una producción de 120 millones de dólares?”. La respuesta llegó a las seis de la mañana, hora en que debía estar listo para filmar, justo después de una noche que —como él mismo admite— “se había complicado bastante”.

Despertó con el teléfono sonando. “Era el conductor, diciéndome: ‘son las seis y diez’. Y yo solo pude responder: ‘oh, mierda…’”. Aun así, se presentó en el set, aunque su estado no dejaba lugar a dudas. Un miembro del equipo, al verlo, le impidió el acceso. “Le supliqué que me dejara entrar, que solo necesitaba seis cervezas Pacífico y un paquete de Marlboro rojo”, recuerda entre risas resignadas.

La jornada se convirtió en un tormento. Farrell tenía que pronunciar una frase técnica y enrevesada: «Estoy seguro de que todos han comprendido la paradoja fundamental de la metodología de PreCrimen». Una línea sencilla en apariencia, pero imposible para quien apenas podía mantener el equilibrio. Spielberg observaba con calma británica; Cruise, en cambio, no disimulaba su incomodidad. La toma se repitió 46 veces.

“Tom no estaba muy contento conmigo”, admitió Farrell con humor. Y aunque aquel episodio quedó atrás, sirve de recordatorio de que, detrás del control milimétrico de Hollywood, laten también días de debilidad, resacas y errores muy humanos.



Comentarios

  1. Nunca ha sido un actor que me gustara, y por otro lado la pelicula la vi en cines cuando se estreno y tampoco me hizo el peso.

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