OLIVER STONE, UN DIRECTOR CON MALA SUERTE.
El regreso de Oliver Stone al cine de ficción, largamente anunciado y esperado, no llegará a producirse. White Lies, el proyecto que debía marcar su reencuentro con la gran pantalla narrativa tras casi una década de ausencia, ha sido cancelado de forma definitiva. El propio director lo ha confirmado con serenidad: ha pasado página y se encuentra ya inmerso en un nuevo trabajo.La película, escrita y dirigida por Stone, iba a rodarse entre Tailandia e Italia, y aspiraba a ser un relato íntimo, casi confesional, sobre la fractura familiar y la búsqueda de redención. Benicio del Toro, con quien el realizador había coincidido en Salvajes (2012), era el elegido para encarnar a un hombre en crisis, prisionero de un matrimonio roto y de una relación áspera con su hijo, que emprendía un viaje físico y emocional en busca de libertad.
White Lies llevaba casi diez años en desarrollo y acumulaba retrasos, fruto de la falta de financiación y de un entorno cada vez más distante con el autor de JFK. Stone llegó a admitir que, tras su polémico documental sobre Vladimir Putin (2017), se sentía “vetado en Hollywood”, una afirmación que explicaría las dificultades para concretar el proyecto. Aun cuando figuró en los listados de Production Weekly y contó con respaldo europeo, la producción terminó por desvanecerse.
A sus 78 años, Oliver Stone sigue siendo una presencia imprescindible en la historia del cine político norteamericano. Firmas como Platoon, Wall Street, Nacido el 4 de julio o JFK mantienen intacta su relevancia y su furia moral. Pero el regreso a la ficción, al menos por ahora, deberá esperar. La voz del cronista incómodo del sueño americano vuelve a quedar suspendida entre la memoria y la expectativa.

Ya hace muchos años que Oliver Stone ha caído en desgracia.
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