MALESTAR EN EL PENTAGONO CON EL ULTIMO FILM DE KATHRYN BIGELOW.
Kathryn Bigelow vuelve a provocar debate —y parece disfrutarlo. Desde su estreno en Netflix, A House of Dynamite no solo ha encabezado la lista de visionados con más de 22 millones de reproducciones en tres días, sino que también ha despertado una conversación pública que la directora considera necesaria: “Vivimos rodeados de 12.000 armas nucleares. Es hora de abordarlo y, en un mundo ideal, empezar a discutir sobre la reducción del arsenal”, afirma.El filme, escrito junto a Noah Oppenheim, reconstruye con precisión el funcionamiento del sistema de defensa nuclear estadounidense: un engranaje que, tras detectar un ataque, dispone de menos de media hora para responder. La película sugiere que la probabilidad de éxito en la interceptación de un misil es apenas del 50 %, “cara o cruz”, como repiten sus personajes. El Pentágono, sin embargo, ha respondido con un informe interno —revelado por Bloomberg— en el que sostiene que sus pruebas han demostrado una efectividad del 100 % durante más de una década.
Bigelow no parece inquieta por la controversia. “No es un enfrentamiento entre nosotros y el Pentágono, sino entre el Pentágono y la comunidad de expertos”, matiza Oppenheim, quien recuerda que numerosos senadores, científicos y militares retirados avalan la fidelidad técnica del filme. La directora, por su parte, defiende la independencia del proyecto: “Era importante mantener la autonomía creativa. Contamos con asesores técnicos extraordinarios, que fueron nuestra brújula”.
Ese compromiso con la autenticidad no es nuevo en su cine. Desde The Hurt Locker hasta Zero Dark Thirty, Bigelow ha explorado los límites entre la realidad y la representación, entre la tensión física del conflicto y sus implicaciones políticas. “Mi objetivo siempre ha sido ser honesta y auténtica, incluso en la ficción”, afirma. Y A House of Dynamite no es la excepción: su realismo, casi documental, se combina con una estructura narrativa que deja espacio para la duda y la reflexión.
El desenlace, deliberadamente abierto, es una invitación a participar en la conversación que la propia película propone. “Siempre empiezo mis películas con una pregunta”, explica la directora. En este caso, la pregunta parece más urgente que nunca: ¿qué tan seguros estamos realmente?
Bigelow y Oppenheim celebran que el cine vuelva a situar temas incómodos en el centro del debate. Para ellos, el éxito en Netflix no solo mide reproducciones, sino la capacidad de una película para transformar el silencio en discusión pública. Y A House of Dynamite, como su título sugiere, ha detonado exactamente eso.

Y eso que es una pelicula mediocre, aburrida y sosa, pero que toca un tema delicado como es el inicio de una tercera guerra mundial donde no deja muy bien parados a los militares; pero es que lo malo es que es un tema que hoy mas que nunca se puede hacer realidad debido a la inutilidad mental de los lideres mundiales, entre todos se podría hacer una cuarta parte de la mitad de un cerebro.
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