LOS MESES PREVIOS A LA MUERTE DE DIANE KEATON.
Desde este sábado, nos sentimos un poco más despojados con el fallecimiento inesperado de Diane Keaton. Una sola película –de las ocho que realizó junto a Woody Allen– fue suficiente para que el público, la crítica y sus colegas la adoraran eternamente.Las razones precisas de su deceso no han sido divulgadas debido al deseo explícito de su familia, quienes han mantenido una total reserva respecto a los problemas de salud que Keaton, con 79 años, había estado enfrentando durante los últimos meses. «Incluso sus amigos de toda la vida estaban completamente ignorantes» de su verdadero estado, como revela ahora y de manera exclusiva una amiga cercana de la actriz a la revista People, que fue la primera en informar sobre su fallecimiento.
«Su salud se deterioró de manera repentina, lo cual fue devastador para todos los que la apreciábamos», informa People. La compositora Carole Bayer Sager, amiga íntima de Keaton, recuerda cuánto le impactó su apariencia física. «La vi hace dos o tres semanas y estaba muy delgada. Había perdido una cantidad considerable de peso».
En efecto, Keaton ya no salía de casa. Ni siquiera era vista por sus vecinos. «Se había instalado en Brentwood, al oeste de Los Ángeles, durante muchos años. Amaba su vecindario y paseaba a su perra todos los días. Solía ir vestida de la misma manera, con sombrero y sus característicos lentes de sol, sin importar las condiciones climatológicas», añaden las mismas fuentes.
A pesar de todo, durante sus últimos meses, Diane Keaton vivió de la forma que deseaba: «A su manera, rodeada de las personas y las cosas que realmente apreciaba», añade la misma fuente. Compartió su tiempo con «su familia más cercana», entre los que se encontraba Reggie, su inseparable golden retriever que aparece en su última publicación de Instagram.
No perdió su esencia. Mantuvo su vivacidad, excentricidad, independencia y fue «divertida hasta el final». Era una mujer inimitable que, a pesar de forjar su propio camino, nunca buscó ser el centro de atención. Esa no era «la prioridad», añade su amiga.
Muchos se sorprendieron cuando la musa de Woody Allen puso en venta, en el mes de marzo, la casa que poseía en Los Ángeles. La propiedad de cinco habitaciones –donde declaró que quería residir de por vida– estaba a la venta por 29 millones de dólares.
A lo largo de su vida, la ganadora del Oscar sufrió de dos tipos de cáncer de piel. Cuando era bastante joven –a los 21 años–, a Diane Keaton se le diagnosticó un carcinoma basocelular y, décadas después, padeció nuevamente de un cáncer cutáneo que la llevó a someterse a dos cirugías. Esto no fue una sorpresa, ya que en su familia existían antecedentes de dicha enfermedad, aunque ella no prestaba mucha atención al tema.
«Realmente no me preocupaba, y fue una imprudencia porque es algo que me ha seguido toda la vida. No comencé a usar protector solar hasta los cuarenta», reconocía Keaton en una entrevista.
Otro de los desafíos de salud que experimentó fue la bulimia, un trastorno que surgió en su juventud cuando inició su carrera en Broadway. En ese entorno, según sus propias declaraciones años después, sintió presión para perder una cantidad significativa de peso. Se volvió obsesiva respecto a la balanza y, durante más de un año, mantuvo una estricta disciplina en cuanto a su apariencia física. Finalmente, se vio en la necesidad de asistir a terapia para abordar la situación.
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