EL DIRECTOR DE CULTO TERRY ZWIGOFF LLEVA DOS DECADAS SIN PISAR UN PLATÓ DE CINE.
El director de culto responsable de Crumb (1994), Ghost World (2001) y la irreverente Bad Santa (2003) ha permanecido casi dos décadas sin dirigir una película. Su trabajo más reciente, Art School Confidential (2006), recibió críticas moderadas y desde entonces sus proyectos han quedado estancados.Durante este período, ha explorado diversas iniciativas: un piloto para Amazon (Budding Prospects, 2017), que no fructificó; otro denominado King's Court, que no llegó a ser filmado; así como ideas que prometían gran potencial, tales como Sassy (coescrita con Robert Crumb), una adaptación de Elmore Leonard (Maximum Bob), la excéntricaLost Melody con Nicolas Cage, o Edward Ford, que iba a contar con Michael Shannon como protagonista. Ninguna de ellas se concretó.
Hace aproximadamente un año aún existía cierta expectativa: los guionistas de Bad Santa estaban intentando presentar a los estudios una nueva propuesta con Zwigoff como director. En la actualidad, parece que ese camino también se ha cerrado.
En una entrevista recuperada por Deeper Into Movies, Terry Zwigoff admite que ha vivido “como J. D. Salinger”: de manera discreta, con escasos proyectos y subsistiendo gracias a los derechos de autor de Bad Santa. Manifiesta contar con varios guiones propios terminados, pero reconoce que asegurar financiamiento para el tipo de cine independiente y adulto que le interesa se ha vuelto más complicado que nunca. “No estoy rejuveneciendo”, señala con ironía, “y financiar películas que presentan personajes, diálogos y sutilezas se ha tornado casi imposible”.
Zwigoff no rehúye al discutir sobre el Hollywood contemporáneo: “Las películas exitosas son grandes, ruidosas, insensatas, de acción o de Marvel. Todo se reduce a persecuciones y combates. Me resulta tedioso. Para mí, lo más atractivo sigue siendo el ambiente, los personajes y los diálogos”.
También otorga reconocimiento a directores como Todd Solondz, cuya visión personal y provocadora —similar a la suya— se encuentra cada vez más escasa en la industria.
Con solo cuatro largometrajes en tres décadas, Zwigoff ha dejado una marca singular. Sin embargo, en un Hollywood dominado por superhéroes y franquicias, esa voz parece condenada a permanecer en silencio.
No he visto ninguna de sus peliculas, ni había sentido hablar de él.
ResponderEliminar